sábado, 14 de diciembre de 2013

"Como de costumbre" de Belén de Sebastián

Empiezo a sentir un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Sí, es la típica mañana de invierno en la que no hay persona que sea capaz de sacarte de la cama, pero tengo un presentimiento y no es bueno. Me levanto de la cama solo por curiosidad de ver qué me deparaba hoy el día. Voy a la cocina y abro la nevera, no hay nada; me quedo mirando la nevera durante un rato. No sabia qué pensar. Como de costumbre si no hay comida en casa me subo al Día, a comprarme algo. Me pongo lo primero que pillo, cojo el móvil, las llaves y me voy. Estoy llegando al Día y no he visto ningún coche ni ninguna persona, y esto me empieza a asustar.
Llego al Día y está cerrado. De repente empiezo a sentir cómo se empieza a tambalear el mundo; cierro los ojos durante un segundo, y cuando los vuelvo a abrir, veo ahí delante de mí a mi madre intentando despertarme todas las mañanas para ir al colegio. Como de costumbre.

"Odio de amor" de Belén de Sebastián

Hola; solo quería decirte que odio cada vez que hablamos y tardas tanto en contestar; odio que  esa simpatía que tienes conmigo la tengas con todas; odio todos tus te quiero que yo me creía como una tonta; odio esa manera de ser tuya que enamora a todas; odio esos ojos los cuales me han hecho llorar tanto; odio esa sonrisa perfecta la cual te hace creer que todo va bien, que nadie me va hacer daño que se que tu me protegerás, pero llega ese día, ese día, en el que el destino decide separarnos, por distintos motivos, ese día en el que pasas de estar de genial, a estar más que mal, ese día es el que te parece el fin del mundo, te hundes... te hundes demasiado y sientes que vas a tardar en salir de tan bajo, en verdad no te odio, me odio a mí por quererte tanto.

domingo, 1 de diciembre de 2013

"Hola. Te he traído flores" de Ana Baratas

   Era una tarde como otra cualquiera, el típico domingo un tanto nublado, al igual que mi cabeza. Me encontraba sola para un lugar tan grande aunque tampoco solía venir mucha gente. Siempre encontraba hueco para él, para venir a verle. Afuera el tráfico y el ruido quedaba amortiguado por mis pensamientos, tantos nombres escritos en piedra me confundían. Después de todo lo que había pasado en estos últimos días era inevitable pensar que se había ido, que nunca volvería a verle. Ya no había motivo alguno para preocuparse, mi conciencia estaba tranquila. Me fue imposible no mirar allí arriba, mis ojos se volvieron húmedos como el ambiente, pero no serviría de nada, no iba a volver, era perder el tiempo. Tarde o temprano nos damos cuenta de que no todo es como nosotros queremos, más de uno desearía no estar allí pero la vida es así de cruel con todos, al fin y al cabo no podemos elegir. ¿La suerte? Demasiada fe puse en ella. El saber que él siempre estuvo ahí solo hacía que doliera más, necesitaba su ayuda para seguir adelante. Mientras haya vida hay esperanza, sí, pero hay ocasiones en las que esta toma decisiones por sí sola, y como bien dicen, el mayor dolor fue y será siempre no poder dar amor a quien se ama, y con más razón si no está a tu alcance.

"El viaje" de Juan Francisco Martín Nieto

Viernes 15 de marzo de 2013
Llevo 5 años estudiando para conseguir dominar un nuevo idioma. Creo que después de mucho esfuerzo y horas de dedicación lo domino y ya es hora de ponerlo en práctica. Anoche les expliqué a mis padres cuales eran mis planes y han accedido a pagarme ese viaje. No andamos sobrados pero entienden que es necesario para mi futuro y me van a ayudar. Voy a aprovechar para escribir este pequeño diario y así practicaré un poco esta nueva lengua. La verdad es que escribir me da mucha pereza y más teniendo en cuenta el poco tiempo que tengo libre, sin embargo me he propuesto escribir al menos una vez al mes.

Sábado 6 de abril de 2013
Por fin he podido apuntarme a ese viaje. Estoy deseando salir. Todos me han contado lo hermoso que es el lugar al vamos a ir. Todo es tan diferente, tan excitante. Por fin voy a poder comprobar si todo lo que he visto por televisión es cierto, si todo es como me lo han contado, si mis esperanzas se van a convertir en la realidad que tanto anhelo. Ese sueño anida en mí desde que un verano, mi tío que vive en ese país desde hace más de 10 años, volvió a pasar sus vacaciones con nosotros. Todas las noches en nuestra casa cerca del mar salíamos al patio y con los sentidos embotados por el sonido de las olas y el  olor a salitre, escuchábamos sus historias maravillosas. Desde entonces todas las noches he soñado despierto con protagonizar esas historias y he fantaseado con poder viajar a ese país.

Domingo 5 de mayo de 2013
Mañana tengo que salir de casa a las cinco de la mañana. No lo voy a negar, estoy muy nervioso, no puedo dormir y por eso aprovecho para escribir estas líneas. Salimos en barco y aunque para mi familia es caro, la verdad es que no podemos quejarnos ya que se trata de un billete barato en comparación con lo que han pagado otros amigos míos. Nos permiten un solo bulto de equipaje y sus dimensiones son reducidas por lo que he estado varios días decidiendo lo que me voy a llevar. He optado por mi vieja mochila y en ella he puesto lo justo para no llevarla demasiado cargada.
He ido a casa de mis tíos, mis abuelos y me he despedido de toda mi familia. La verdad es que volveré en breve, pero es la primera vez que me separo de todos ellos. Tengo 15 años y todavía no he salido de mi pueblo, bueno alguna vez he ido a la capital con mi padre, pero esto no cuenta. Mis abuelos me han dado varios consejos y la hermana de mi madre me ha dado algo de dinero que no le sobra. Tengo una familia estupenda y espero poder ayudarles a ellos algún día. Lo más triste ha sido la despedida de mis hermanos, hemos llorado todos y mis padres también. En unas horas mi padre me acompañará.

Lunes 6 de mayo de 2013
Ya he embarcado, en el barco no conozco a casi nadie pero he visto algún rostro que también mostraba signos de inseguridad. Hace mala mar y aunque somos de un pueblo costero, hay algunos como yo que todavía no saben nadar.
La cosa se está poniendo muy fea y la gente muy nerviosa. Papá, Mamá os quiero mucho. Gracias por todo.

Salvo estas dos últimas líneas, podría parecer el diario de un niño de mi edad que se va de viaje para practicar Inglés o cualquier otro idioma. Por desgracia no es así.
Este verano pasado una amigo mío de San Roque (Cádiz) me enseñó estas dos hojas de un cuaderno. Su padre es tripulante de una embarcación de salvamento marítimo. Una de las muchas pateras con subsaharianos que tratan de alcanzar cada día nuestras costas volcó. Solo sobrevivieron trece personas que comentaron que eran unos 40 en la patera. Algunos de los cuerpos de los que se ahogaron fueron rescatados, otros fueron devueltos a nuestras orillas y otros habrán sido tragados en la inmensidad del estrecho y no aparecerán jamás. Esta es la tragedia diaria en la que termina las ilusiones y los anhelos de una vida mejor de muchas personas. Ellos no son conscientes de esa realidad, tan solo ven los emigrantes que han tenido suerte y vuelven como lo hizo el tío del niño de mi edad que escribió estas líneas. En cuanto a los demás, aunque hayan desaparecido,  suponen que regresarán cuando hagan fortuna.

 Uno de los cuerpos rescatados era el Abdder Farrhid y en su vieja mochila encontraron este cuaderno del que el padre de mi amigo fotocopió algunas hojas escritas en castellano. Tenía 15 años como yo, los mismos anhelos, las mismas esperanzas de una vida mejor pero sus sueños se truncaron. La vida no es tan fácil allí y nosotros que tenemos mucho que agradecer sólo estamos pensando en un móvil nuevo, en  muchos derechos, pocas obligaciones y una vida basada en la diversión, materialismo y poco más. Yo podría haber nacido en Mauritania como él y haber tenido el mismo destino. A mí me hizo reflexionar, espero que a vosotros también. Esa historia podría haber sido la nuestra.

"Campamento de Navidad. Parte 4" de Enilio Álvarez

En aquel momento todos sabíamos que no llegaríamos a tiempo al campamento, así que nos introducimos en el agujero con Jano, aquello parecía el inicio de una galería y lo más seguro era que condujese al dinero.
Comenzamos a avanzar por la galería subterránea y nos encontramos con una pared que nos cortaba el paso. Lucía vio una nota en el suelo que ponía: “Muy valiente eres si has llegado hasta aquí pero algo a cambio me debes de dar para seguir”. Nos quedamos sin habla; ¿a qué se refería esa nota? ¿Qué deberíamos pagar?
En la ceremonia de más tarde ninguno de los niños apareció; todo parecía indicar que volverían más tarde, pero nadie volvió los monitores se empezaron a preocupar y fueron a las habitaciones para ver que había y lo único que encontraron fue una carta que ponía: “pronto regresaremos”.

martes, 26 de noviembre de 2013

"Viltrania. Parte 5" de Elizabeth Burch

-No-mentir se empezaba a volver una costumbre- Sólo… quería hacerte una pregunta.
-Hacedla entonces.
Cogí aire. Me relajé e intenté que dicha pregunta sonara lo menos absurda posible.
-¿Qué día es hoy?
Su ceño fruncido y su mirada de desconcierto reflejaban su extrañeza por dicha pregunta, y la verdad, no me esperaba otra reacción. Aunque, después de unos segundos para asimilar mi cuestión, su rostro cambió de expresión por completo. ¿Será que mi pregunta no era tan absurda?
-Es muy observadora señorita.
“¿Yo? ¡Ah! ¿Sí?” pensé.
-Seguro que ha notado que las gentes están un tanto excitadas, y es que, hoy es un día de celebración para nuestro poblado.
“Vale, pero ¿qué día? A ver si este chico empieza a ser un poco más preciso”
-Las gentes de Viltrania festejan hoy el día de los Tres Magos Guardianes del reino-continuó-porque, hace muchísimos años, Viltrania fue uno de los reinos más poderosos de toda las tierras conocidas por el hombre, hasta que la envidia de los demás reinos vecinos acabó con el esplendor de nuestro reino.
“Interesante…”
-Los siete reinos vecinos conspiraron contra Viltrania y atacaron sus muros hasta invadir todas las ciudades masacrando al pueblo, destruyendo cosechas y quemando las viviendas. Los ejércitos enemigos superaban en número al ejército viltranés, además de que fueron atacados a traición y nuestro reino no estaba preparado para la batalla. Con todo, Viltrania y parte de sus habitantes pudieron mantenerse a salvo gracias a los Tres Magos Guardianes del reino: Neon, Rell y Kirisha. Ellos crearon un campo de protección que cubría todo el reino y fusionaron sus poderes mágicos, consiguiendo así, cobijar al pueblo viltranés y destruir a los atacantes, pero al usar una magia tan intensa, los Tres Magos Guardianes consumieron sus propios cuerpos y se volvieron polvo. Cuentan que sus almas se conservaron y que vagan por el mundo buscando nuevos cuerpos en los que reencarnarse. En este día celebramos la necesidad de su presencia y el anhelo del reino próspero, pacífico y seguro que fue Viltrania en su día. En este día celebramos la necesidad de recuperar la vida que nuestros antepasados tuvieron, recordamos las almas de todas aquellas personas que murieron masacradas el día de la batalla y las almas de los Tres Magos Guardianes, para que regresen algún día reencarnados y podamos recuperar Viltrania.
Estaba escuchando asombrada toda aquella historia y, tras finalizarla, no sabía qué decir. ¡Era todo tan impresionante! Nunca me había planteado que existiera la magia, ni las almas flotantes, ni las reencarnaciones… En definitiva, todo esto parecía, más bien, una broma de mal gusto. Pero, en cambio, el chico parecía muy convencido de lo que decía. Podía ver en sus ojos brillantes las ansias verdaderas de que ese supuesto día, en el que los Tres Magos Guardianes regresen y Viltrania vuelva a ser el reino que antes fue, llegara. Sólo por eso, permití que mi mente intentara reflexionar sobre la autenticidad de esos acontecimientos y sucesos, pero, con todo, seguía sin saber qué decir o qué hacer. Todo esto era demasiado impactante para mí, demasiado…
Y entonces oí un sonido fuerte e insistente que penetraba mis tímpanos como balas. Empecé a abrir los ojos vagamente y mientras todo se me aclaraba, sentía cómo alguien me zarandeaba y susurraba mi nombre:
-¡Leyre, despierta!

Levanté la cabeza. La tenía apoyada sobre mi libro de latín. Inmediatamente me di cuenta de que me encontraba en mi aula y hacía pocos segundos que la clase más aburrida del mundo había terminado. Anoche había estado despierta hasta las tantas viendo la última temporada de mi serie favorita. Así que, tenía que recuperar de algún modo mi tiempo de sueño y, ¿qué mejor momento para hacerlo que en la clase de latín? 

"La corazonada" de Alba Bravo

Me encontraba aburrida en mi habitación, sin nada que hacer. Bueno, sí, en realidad tenía que estudiar pero resultaba obvio que eso me aburriría aún más. Como no podía distraerme con mi móvil, porque estaba castigada, y tampoco iba a hacer nada interesante con el ordenador, porque no tenía Internet, me dediqué a mirar por la ventana. Pero todo seguía aburrido; desde luego se notaba mucho la ausencia de mis vecinos, esos locos de la casa de al lado. Y es que Dani y Carlota siempre estaban jugando a la pelota acompañados del irritante, aunque ahora entrañable, ruido de sus chillidos. Se habían mudado a Cádiz por motivos del trabajo de su padre, y yo no seguiría mirando por esta ventana, si no fuese porque mamá me ha recordado que hoy llegarían mis nuevos vecinos y  me apetecía hacer nuevos amigos… no sé por qué, pero tenía la corazonada de que mi próximo nuevo amigo me quitaría el aburrimiento.

"La llegada de Papá Noel" de Gonzalo Samper

Eran unas navidades cualquiera en casa de los Fernández, día 25 diciembre. Se estaban acercando ya las 21:30 horas y todo estaba ya preparado para pasar unas buenas navidades con la familia. Poco a poco iba llegando la familia. La primera en llegar fue mi abuela como siempre tan puntual, más tarde llegaron el resto. Todos estaban encantados de cómo lo habíamos preparado todo. Eran ya las 22:00 horas y decidimos sentarnos en la mesa. Al acabar ya la cena, mi tío decidió contar unos chistes; todos estábamos alegres y contentos. Yo y mis primos pequeños fuimos a mi cuarto a jugar, mientras que los mayores echaron un brindis. Nosotros estábamos esperando la llegada de Papá Noel; estábamos todos mirando por la ventana haber si veíamos a Papá Noel con sus ocho renos. No veíamos nada, ni por las calles, ni por las chimeneas. Eran ya las 23:50 horas; bajamos corriendo al salón a ver si estaban los regalos. Allí no había nada. Nosotros preocupados por Papá Noel y nuestros regalos. Era ya la 1 de la madrugada y seguía sin venir. Mi familia se tenía que ir. Nosotros los niños estábamos decepcionados y tristes. Yo me fui a mi cuarto. Al acostarme miré por la ventana y pensé: ¿dónde está Papá Noel...? 
Aquellas navidades perdí la ilusión.

"Un viaje increíble. Parte 2" de Álvaro Fernández


Llegó el momento. Nos metimos en la auto caravana y… el tío arrancó. Nosotros les preguntamos si nos decían a dónde íbamos a ir pero ellos insistieron. Al final se les escapó que íbamos a ir a Suiza y Austria.
Nosotros, emocionados,  pensamos que para ir a esos países pasaríamos por Francia e Italia, y así fue fuimos a Francia y allí pasamos la noche en un río enorme en el cual nos bañaríamos por la mañana. Llegó la mañana del 20 de julio, desayunamos y fuimos a bañarnos. En aquel y espléndido río había una roca enorme desde donde se podía saltar. Pasamos el día allí y por la noche emprendimos camino a Suiza.
¡Qué guay va a ser este viaje!, pensé antes de acostarme.

"La última palabra. Parte 3" de Celia Álvarez


Me froté los ojos, incapaz de distinguir si aquello era real o un sueño. Rose me sonrió y se presentó. Tendría alrededor de veinte años, bajita y muy guapa. Intenté saludarla, pero alguien más irrumpió en la habitación. Era la mujer de piel oscura. Nada más cruzar el umbral de la puerta, le pido a Rose que abandonara la habitación. Me quedé con ganas de hablar con ella, pero ya tendría otra ocasión.
La mujer de piel de ébano se llamaba Sarah y en la siguiente media hora, resolvió parte de mis dudas. Al parecer, me encontraba en un campamento formado por rebeldes y protegidos. Los protegidos eran personas de interés para el gobierno, para la máquina. “Como tú,” puntualizó Sarah “o como Rose”. En realidad, no sabía porque tenían tanto interés en nosotros, ya que a diferencia de otras personas de interés, no éramos eminencias en nada. Solo gente normal. Pero, Sarah había sido lo suficientemente perspicaz como para ver que algo querían de nosotros, aunque desconocía el qué. Por esa razón, con ayuda de algunos rebeldes, intentaba encontrar a “los excepcionales” (cómo ella nos denominaba) antes que los hombres del gobierno.
En mi caso, no le había costado demasiado dar conmigo, ya que conoció a mis padres y ellos le hablaron de mí. En un intento desesperado, le pregunté acerca de ellos. Sin embargo, ella se mantuvo firme y no respondió. Únicamente dijo: “A partir de ahora, vivirás aquí, está será tu habitación y colaborarás en las tares. Otra norma es que no debes sobrepasar los límites, corriendo el riesgo de que te encuentren gente más codiciosas y sin miramientos.” Antes de salir, me estudió con la mirada y añadió:
-Y no te vendría mal unas clases de defensa personal. Por si acaso.
No me inspiraba demasiada confianza, pero todo lo que había dicho tenía sentido. Medité un rato mis opciones y vi que la mejor era seguir las pautas de Sarah. Vivir allí. No obstante, también quería descubrir la relación que tenían mis padres con esa mujer y cualquier cosa sobre “mi condición excepcional”.

Minutos después salí de la habitación y en el pasillo había más gente. De entre todos los rostros, distinguí a Rose. Había esperado a que saliera. Se acercó hasta mí y se ofreció a enseñarme el campamento. Salíamos fuera del edificio y desde el exterior pude ver que se trataba de una antigua fábrica, seguramente a las afueras de Cardiff, y entorno a ella había numerosas tiendas y personas. Me sorprendió comprobar que, a primera vista, no parecían vivir en malas condiciones. Suspiré con amargura al ver lo que sería mi nueva vida. Después miré a Rose y cambié de idea. Ella iba a ser una parte especial de mi nueva vida, lo sabía por el peculiar y nuevo palpitar de mi corazón.

"Mi mente en blanco. Parte 2" de Anna Sánchez

Parecen haber pasado horas, cuando de improviso abro los ojos y me incorporo sobresaltada. Vuelvo a estar en aquella pradera, solo que esta vez sigo sin el vestido y mi pelo chorrea al igual que mi cuerpo.
Fatigada, mareada y harta de estos constantes cambios me tapo el rostro con las manos y mis lágrimas comienzan a derramarse.
Cuando decido apartar mis manos, ya no estoy en aquella pradera, ni en la playa, sino, en mi pupitre y en frente está mi profesor explicando la lección, todo es muy normal. ¿Qué ha pasado, me he dormido y he soñado?.
Pido por favor que me dejen ir al baño, me están entrando náuseas. Salgo lo más rápido posible de la clase y cuando cierro la puerta tras de mi, todo es blanco, no hay nada; ni paredes, ni suelo, simplemente es un espacio blanco. Me giro y la puerta ya no está.
Cuando abro la boca para gritar, mi voz no sale al exterior, el sonido no existe. Tardo unos instantes en comprender donde estoy.
El limbo, perdida en mi mente para siempre.

"Simplemente te quiero" de Salomé Madroñal

Era abril de 1993, el día de mi limpieza anual. Esta historia empezó con el haber encontrado aquella nota que me escribiste por primera vez. En ella, con hermosas palabras, me describías y, en ese momento, caí rendida a tus pies.
Como aquella nota me hizo sentir bien, intenté encontrar toda las que me habías escrito aquel largo pero increíble año. En algunas estaban escritas tonterías como "me encanta tu perfume" y en otras  aparecía" eres muy especial para mi". Dichas notas hicieron que me volviese a enomorar de mi novio pero me daba rabia no encontrar mi nota preferida, esa en la que expresaba de forma muy simple lo que sentía por mí. Él me estaba ayundando a colocar mi desordenada habitación y, cuando aparecía una de sus notas, se la enseñaba y se ponía un poco rojo. La limpieza nos llevó toda la tarde del domingo y, al finalizar esta, él se marchó a su casa.
La mañana siguiente fue un tanto extraña ya que se mostraba menos cariños de lo habitual, lo que me llevó a pensar que algo de lo que había dicho el día anterior le había molestado. Le fuí a preguntar y lo único que respondió es que estamos bien, así que lo dejé pasar.
Durante la clase de Matemáticas, me acordé que no habíamos encontrado mi nota favorita y eso me dió algo que sospechar pero esas congeturas no duraron mucho cuando ví que de su carpeta sobresalía algo amarillo.
Era un papel que apareció unas cuantas horas después. Ese trozo de cartulina me era familiar y, cuando lo leí, todo me quedó muy claro:
Había sido él quien me había quitado mi nota, la que más me gustaba. Le miré y me dijo con palabras muy dulces lo mismo que ponía en la nota "SIMPLEMENTE, TE QUIERO".

lunes, 25 de noviembre de 2013

"Viltrania. Parte 4" de Elizabeth Burch

Me miró con cara de no entender ni media palabra, y en ese momento me pregunté si de verdad no había conseguido empeorar la situación.
El resto del camino lo recorrimos en silencio. Habíamos dejado la playa atrás y nos adentrábamos en el bosque, que no era tan frondoso como parecía. El suelo estaba cubierto de ramas rotas, troncos caídos y hojas secas que me cosquilleaban los pies. El cantar de los pájaros inundaba el lugar y se podían oír los tímidos correteos de los animales. Se respiraba un aire limpio y fresco. El viento removía las copas de los árboles y el roce de las hojas producía la relajante canción de la naturaleza. Sin duda, este lugar, sea cual sea, cada vez me impresionaba más. Durante el camino, tuve tiempo de analizar mejor a mi nuevo amigo Ken y, al ver su ropa, me pregunté cómo no me había dado cuenta antes de lo andrajoso que estaba. Llevaba un pantalón largo hasta las rodillas hecho de una tela fina y no muy cuidada, al igual que su jersey, y calzaba unas sencillas alpargatas. A su espalda colgaba un pequeño saco lleno de flechas y agarraba un arco en su mano derecha. En resumen, tenía una pinta bastante anticuada. Entendí todo aquello cuando, después de un rato caminando, llegamos a una aldea situada en un extenso prado. Las diminutas casas hechas de madera no muy trabajada se agrupaban en reducidos núcleos alrededor de pequeños huertos cercados. Había mucha gente en movilidad. Algunos trabajaban en los huertos, otros almacenaban la comida o cuidaban animales. Lo que más me llamaba la atención es que todo era muy rudimentario, muy rural, muy rústico. Parecía una aldea de hace siglos y, desde aquel momento, me di cuenta que lo más importante no era saber donde estaba, sino saber en qué año me encontraba.
-Por fin hemos llegado-suspiró Ken interrumpiendo mis pensamientos- Esta es mi aldea. Viltrania. ¿Qué os parece?- terminó diciendo con una amplia sonrisa.
Yo no sabía que decir. Por un lado acababa de descubrir que, no sólo había aparecido de repente en un lugar desconocido, sino que también había aparecido de repente en un lugar desconocido en plena edad media. Por otro lado, tenía que admitirlo, la sonrisa de Ken era excepcional.
-La… La aldea está… muy bien-dudé.
-Entonces seguidme, os presentaré a los demás-decía él mientras se acercaba a la multitud con pasos decididos.
-¡Espera!-grité. Casi me arrepentí de haber gritado tanto.
Ken se paró en seco y me miró extrañado.
-¿Ocurre algo?

“Sí. Desde luego que ocurre algo.”

viernes, 15 de noviembre de 2013

"Viltrania. Parte 3" de Elizabeth Burch

Tras esto, el rostro de ese perfecto ser humano adoptó una expresión preocupada. Sin duda, no se esperaba tal reacción. Se había dirigido a mí de una forma de lo más educada y yo ahora le había hecho quedar como un idiota. Cuando alguien te responde con un: “¿Qué?” la mayoría de las veces, quiere decir que ni siquiera se ha dado cuenta de tu presencia. Luego, es humillante y por eso, quise rectificar.
-Lo…lo siento-tartamudeé- me llamo Leyre y, lo cierto es que estoy un poco perdida. A lo mejor tú podrías ayudarme.
Me dio la impresión de que, ahora, Ken parecía estar igual que desconcertado que yo, aunque, sea lo que sea que le inquietaba, se lo guardó para sí. Se limitó simplemente a mirarme de arriba abajo y, por su expresión, supe que no soy la única que opinaba que estar en medio de la playa, sola, en camisón y descalza, es un tanto raro.
-Por supuesto. Acompañadme-decía mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar- una dama como vos no debería andar sola. ¿Por qué estáis sola? ¿Y…-se dio la vuelta para mirarme- así?
“Tierra trágame” Podía sentir cómo las mejillas me ardían. Sin duda, estaba pasando los minutos más bochornosos, humillantes y vergonzosos de mi vida. Por una vez que conozco a un chico tan terriblemente bueno, voy yo y la fastidio con mi ridículo saco de dormir, mi cola desgastada y mis delgaduchos pies al aire libre. No me gustaba parecer un bicho raro. Así que decidí no empeorar la situación diciéndole que no tengo ni la más remota idea de dónde estoy, qué hago aquí y cómo llegué. Así que, digamos que… mentí.
-Salí a dar un paseo, llegué aquí por casualidad y ya no sé cómo volver.
-¿Salisteis a dar un paseo descalza?
“¡Uy! ¡Qué fallo! No había pensado en eso”

-Me robaron-solté de golpe-...los zapatos.

"Mi amor de verano" de Salo Madroñal

Ya hace muchos años, en la pequeña cabaña del pueblo de mis padres, conocí a mi primer amor. Era una tarde de verano, mi hermano había decidido ir al centro del pueblo a por un poco de fruta para tomar de postre. Tras un par de horas de su marcha, regresó acompañado por él que sería una de las personas más importantes de mi vida.
Se llamaba Brian, era un chico más bien alto y de pelo castaño. Me sorprendió verle ya que cuando le saludaba me miraba mal y después se giraba intentando hacer que no me había visto. 
Mi hermano le había traído para que le ayudase con el embarcadero y le pagaría unas cien pesetas por dicho trabajo, por lo que aceptó encantado. Al verme se quedó un poco sorprendido y se puso colorado. Esto me hizo extrañarme pero pasé de largo como para que viese lo mal que sentaba tal cosa.
Al día siguiente, volvió a pasar por casa, pero esta vez se mostró más amable y me pidió perdón por su tarto. Los siguientes días fueron risas constantes y al final, sin darme cuenta, le trataba con más cariño que a nadie. El último de ese magnífico mes, apareció en la puerta de mi casa con dos entradas para el cine que no puede rechazar. 
Éramos bastante diferentes pero eso nos unía más que a nadie y cada vez le quería más. El tiempo a su lado volaba y cada vez el día tenía menos horas. Fue mi primer amor de verano. Cuando este acabó, nos depedimos con una triste lágrima y me prometió que me escribirí durante todo el año.
 Promesa que no cumplió, eso me pareció a mí. El día de mi boda, cinco años después de esta hermosa historia, fui a Correos a por un paquete y, allí estaban mis carta. Eran unas dos mil pero aún así me casé y es resto de la historia ya os la sabéis. Únicamente le vi una vez más pero no me reconoció.

"¿Recuerdas...?" de Jimena Abella

-¿Recuerdas el día en que nos conocimos?
-(Silencio)
-No me lo puedo creer ¿Es que aún no te acuerdas?.
-¡Pues claro! El primer año de la facultad, aunque me dijiste que ya nos conocíamos de antes.
-Me lo imaginaba, sigues sin recordarlo.
-¿Yo? ¿De qué me estas hablando?
-Jamás olvidaré aquel día,era una noche de...
-Espera un momento, pero si yo.....
-¡Cariño, déjame hablar!
-Pero yo...
-Escucha, era una cálida noche de agosto, la luna resplandecía y las estrellas...
- No conocía esa faceta tuya ¿desde cuando eres tan poético?
-¡Escuuucha! Volveré a empezar ….
Fue el verano antes de comenzar la universidad, fuiste con tus amigas al pub al que solíamos ir mis colegas y yo. Entrasteis riendo en aquel lugar y os sentasteis en una mesa alejada de la nuestra. Todas las mesas os observaban atentamente, salvo yo, minutos antes vi entrar a un par de amigas tuyas que no me llamaron especialmente la atención, así que perdí pronto el interés. Al poco rato mi amigo señaló vuestra mesa, diciendo que esa noche ligaría con alguna de vosotras y fue entonces cuando te vi, estabas hablando con una de tus amigas, aun recuerdo lo preciosa que estabas aquella noche , no parabas de sonreír y de reír. Me quedé como un bobo mirándote, de vez en cuando mis amigos me daban una colleja para espabilarme, pero al poco rato volvía a mirarte.
Habíamos terminado de cenar cuando empezaron a poner música , la mayoría de las mesas estaban en la pista bailando, pero vosotras seguíais sentadas hablando y riendo. En ese momento me miraste, y sonreíste ¡No me lo podía creer! Pero yo seguí mirándote como un tonto. Pronto apartaste la mirada y tus amigas y tú os levantasteis para ir a bailar, casualmente mi mesa hizo lo mismo. Nos acercamos a saludaros y entre miradas y risas acabamos bailando juntos. Y no nos separamos en toda la noche. Estuve contigo hasta que te fuiste, me hubiese encantado acompañarte hasta tu casa pero venían a recogeros. Pensé que no volvería a verte, pero un par de meses después descubro que ambos estudiábamos derecho y estábamos en la misma clase. En cuanto te vi fui corriendo a saludarte, pero no te acordabas de mí, aun así nos hicimos amigos muy deprisa y pronto empezamos a salir. Decidí no contártelo por si por arte de magia algún día lo recordabas.... .Y ahora, 30 años después sigues sin acordarte........

  • Te quiero.
    Pero tienes toda la razón, sigo sin acordarme.

''Mi mente en blanco. Parte 2". Anna Sánchez

Sigo tumbada boca arriba, mi largo  pelo extendido por el césped a la vez que mis manos lo acarician suavemente. Cierro los ojos y me doy cuenta de que la brisa no es el único sonido que se puede apreciar, al lado izquierdo, tras los pinos, hay un pequeño riachuelo. Oigo el agua, me levanto y me encamino hacia ella mientras mi largo vestido blanco ondea suavemente. Extiendo el brazo para poder rozar aquella agua fría, cuando de repente, un sonido extraño y desconocido surge de alguna parte del alrededor, me giro sobresaltada, pero ahí no hay nada. Cuando me vuelvo otra vez hacia el riachuelo no sé cómo ni cuándo, pero resbalo y caigo.
Tengo una sensación de ahogo, como si me faltara el aire; un instante después, despierto. No creo lo que veo, miro hacia todos lados y solo veo agua. ¿Qué es esto?; ¿estoy en medio del mar? Pero, ¿cómo y por qué?
Los cabellos mojados se me pegan a la cara y mi piel está salada; el vestido blanco me pesa bajo el agua, así que decido quitármelo ahí mismo. Unos pocos metros mas allá (donde creía haber visto solo agua) veo una pequeña isla. Desesperada nado hacia ella. Cuando llego a la orilla, me siento en la cálida arena y observo que el agua de aquel mar u océano desconocido es demasiado cristalina y de un tono precioso azul turquesa. Intuyo que estoy en algún lugar del Caribe; la blanca arena, la selva en el centro de aquella isla, ese agua tan clara...
Me recuesto en la arena cerrando los ojos, los rayos de sol me vuelven a dar en la cara, me siento cálida y a gusto.

''Mi mente en blanco. Parte 1". Anna Sánchez

Acaba de empezar el mes de noviembre, estoy sentada en mi pupitre pensando en alguna historia para mandar a mi profesor de Lengua, pero no se me ocurre nada. Decido comenzar con lo más simple, redactar lo que estoy haciendo y pensando en este mismo momento.
Miro por la ventana, es deprimente este tiempo, tan oscuro y tan frío, me trae malos recuerdos. Sé que debería estar atenta a lo que estamos haciendo en clase, pero no puedo, soy incapaz, y ya que mi mente se niega a prestar atención, me dedico a seguir escribiendo. Suena el timbre, ya es la hora de la siguiente clase, así que guardo  esta hoja con la esperanza y ganas de poder seguir escribiendo en alguna otra clase, consciente de que no es exactamente lo que tengo que hacer en una clase en la cual me están explicando temario.
Acabamos de subir de Educación Física, toca Inglés, por lo que me recuesto en el respaldo de la silla y miro hacia un punto fijo; entorno los ojos e imagino:
Estoy en una pequeña pradera verde rodeada de altos pinos en algún lugar del mundo. Todo es silencio, solo se escucha la suave brisa rozando la parte alta de aquellos árboles. Los rayos de sol se clavan en mi rostro, como esos días de verano en los que estás tirado en la playa y te duermes mientras te pega el sol en la cara; me encanta esa sensación.

"La última palabra. Parte 2" de Celia Álvarez

Si bien mi infancia no tiene mayor relevancia, determinó la persona que soy. Lo principal, es que jamás me he parecido al estereotipo de héroe protagonista. Nunca he sido muy guapo ni fuerte. Tampoco era muy popular en el colegio, sino más bien, tímido y reservado. Si deseas hacerte una idea de quién soy, buen lector, piensa en un chico de pelo negro alborotado, con ojos oscuros y pequeños detrás de unas gafas, piel blanca, delgadito y no muy alto. Como ya he dicho, poca cosa…
Tenía alrededor de veinte años y viva en Cardiff, Gales; en un piso sencillo, solo e intentando no llamar la atención, por lo que no hacía muchas cosas. Mis padres habían muerto con la primera tanda de rebeldes que el gobierno mando asesinar a modo de enseñanza para los demás. Yo no me uní a ellos porque insistieron en que debía mantenerme a salvo. Me protegieron como los buenos padres que eran.
Cierta tarde de un día de noviembre, estaba tranquilamente en casa, leyendo un libro cuyo título no recuerdo. De improviso, alguien llamó a la puerta. Me levanté y miré por la mirilla. Eran cinco hombres trajeados con mala cara. Todo apuntaba a que eran del gobierno y venían a por mí. Para conectarme a “la máquina”. Ignoraba porque motivo, pero tenía esa certeza.
Ahogué una exclamación de terror. Para cuando quise reaccionar, ya habían echado la puerta abajo. Cuatro trajeados me apuntaron con sus armas, mientras el quinto me dirigía la palabra. No recuerdo todo lo que dijo, pero hablaba del honor que recibiría solo por ser excepcional y que sería mayor si les acompañaba. Yo no era estúpido, por lo que me negué a ir con él. Busqué con la mirada una vía de escape. No hallé ninguna. En un intento desesperado, corrí hacia la puerta, intentando abrirme paso entre aquellos hombres y sin mucho éxito. Dos de ellos me cogieron de los brazos y caí de bruces al suelo. Intentando ponerme en pie, para seguir corriendo, lograron inmovilizarme. Me pusieron en pie para que saliéramos de mi apartamento. Sin embargo, de pronto, un grupo de varias personas lideradas por una mujer de piel de ébano, irrumpieron en mi casa. Los recién llegados hicieron que mis captores dejaran de prestarme atención y ambos grupos empezaron a forcejear. En el transcurso de dicha pelea, alguien me golpeó y caí inconsciente en el acto.

Me desperté horas después. Estaba bastante confuso, pero me percaté de que había alguien conmigo. Una joven rubia, a la cual jamás creí capaz, en ese instante, de cambiar mi vida. Rose.

"Hermanos" de Inés García

Tuve un profesor hace unos años que me dijo que podía conocer a cualquier persona, incluso a famosos, únicamente a través de tres intermediarios, formando así una cadena de cinco personas. Al principio pensé que me estaba gastando una broma, pero con el paso del tiempo he podido comprobar que es cierto.
Una amiga mía que vive en un pueblecito de Irlanda está conectada, de algún modo, con la Reina de Inglaterra, y como yo conozco a esta chica llamada K. O’Donagall, también pertenezco a esta cadena. La abuela paterna de K le enseño a cocinar a la hija de un duque irlandés, y después esta chica se casó con un sobrino de la Reina, por lo que podríamos decir que K conoce a su abuela, que conoce a la duquesa, que al casarse con el sobrino conoció a la reina.
Este es otro ejemplo, más cercano a mí ya que la persona que me conecta con las demás no es una amiga o un conocido, sino mi padre. El jefe de mi padre se llama Agustín Muñoz Grandes, que ha heredado sus apellidos directamente de su abuelo, también llamado Agustín, que fue el jefe de la División Azul, y conoció directamente a la persona que más daño causó en el siglo XX, Adolf Hitler.
Las anteriores cadenas acaban con una persona importante, pero en el futuro también habrá celebridades de nuestra generación. A lo mejor un chico que va al mismo instituto que un amigo de la infancia descubre vida en otro planeta. Puede que la niña de 8 años que juega en el parque que está enfrente de mi casa descubra la cura contra el cáncer.

Todas las personas que vemos cada día, bien aquellas que nos acompañan a casa por las tardes o aquellas que pasan a nuestro lado en la calle, están conectadas con nosotros. Que “todos seamos hermanos” tiene más sentido de lo que parece.

sábado, 9 de noviembre de 2013

"Viltrania. Parte 2" de Elizabeth Burch

Lo confundida y desconcertada que estaba era difícil de explicar, pero al menos ya no sentía que era el único ser humano en un radio de kilómetros de distancia. Podía observar la silueta de un joven acercándose por un lado de la playa. No me explicaba de dónde salió, pero lo importante es que alguien venía. Alguien que me ayudaría, supuse. A medida que el joven se acercaba podía verle mejor y, cuando por fin le tuve frente a mí, me di cuenta de que, no sólo era un acompañante en medio de la nada, sino que también era un acompañante alto, tremendamente guapo y atractivo, en medio de la nada. Tenía la piel morena, al igual que el lío de pelo rizado que tenía sobre la cabeza. Sus ojos eran de color miel. Sus labios finos y de un rosa pálido. Su mirada era profunda, humilde e indefensa y, cuando pensaba que no se podía ser más perfecto, el sonido de su voz llegó a mis oídos. Una voz dulce, pero intensa.
-Mi nombre es Ken. Vos no sois de aquí, ¿verdad?
Fruncí el ceño. Mi desconcierto aumentaba cada vez más. ¿He escuchado bien? ¿”Vos no sois de aquí”? ¿Eso ha dicho? ¿Se puede saber en qué planeta estoy? No tuve más remedio que responder con otra pregunta. No la pensé. No la planeé. Fue, más bien, un acto reflejo.

-¿Qué?- dije con un hilillo de voz.

"Viltrania. Parte 1" de Elizabeth Burch

Antes de abrir los ojos podía oír cuando las olas impactaban contra las rocas. Podía sentir una brisa fresca con olor a mar que se estampaba contra mi rostro, y la arena húmeda sobre la que me encontraba. Escuchaba cómo el agua del mar murmuraba y, cómo los pajarillos costeros cantaban. Por un instante, me sentí más relajada que nunca. Respiraba naturaleza, paz y pureza. No quería abrir los ojos. No quería enfrentarme a la realidad. No quería levantarme de ese suelo tan cómodo y preguntarme dónde estaba, porque no lo sabía, porque sabía que sería duro encontrar la respuesta. Sin embargo, sabía que era necesario y, lo hice.
El paisaje era precioso. Estaba amaneciendo y el cielo empezaba a aclararse. En el horizonte se podía observar cómo el Sol se alzaba cada vez más y se reflejaban sus, todavía leves, haces de luz en la cristalina agua del mar. Me encontraba perdida en la costa de una playa, con la arena más fina y blanca que jamás había visto, rodeada de árboles poco altos pero densos. A lo lejos se observaban altas montañas y aldeas que parecían diminutas. No parecía haber vida humana cerca de mí y las preguntas sin respuesta empezaban a llegar: ¿Qué hacía aquí? ¿Cómo he llegado a este lugar? ¿Cómo voy a volver a casa? Cada una de esas preguntas, sin respuestas coherentes a la vista, me aterraban. Más que por estar ahí sola en medio de la nada, porque no sabía por qué no conocía las respuestas a esas preguntas.
Aún llevaba mi camisón blanco, casi transparente, de dormir y mi larga, ondulada, melena pelirroja, recogida en una cola alta. Estaba descalza y mi cuerpo empezaba a temblar por el frío. El frescor del aire atravesaba la fina tela de mi camisón y el contacto de mis pies desnudos con la arena húmeda no ayudaba a mantener mi calor corporal. Sin duda, no podía explicar qué hacía aquí, ni cómo llegué y, mucho menos, cómo volver a mi casa, sobre todo porque ese lugar no me parecía nada familiar. No se parecía en nada a cómo era mi hogar. Todo apuntaba a que me encontraba a kilómetros de distancia de mi casa y, lo peor de todo, es que no me explicaba cómo sucedió. Era como si…como si… me hubiera teletransportado.  

"Un viaje increíble. Parte 1" de Álvaro Fernández

Aquel día de julio, el 18, entraron de repente mis padres con mis tíos. Mis primos y yo nos quedamos asombrados por que la noticia que nos dieron era totalmente espectacular; nos íbamos de viaje, pero dónde, esa era la cuestión. No nos lo querían decir, era una sorpresa pero a nosotros no nos gustan así que insistimos pero no, no lo iban a decir hasta que llegase el día. Solo sabíamos que nos íbamos el 25 de Julio con la autocarabana.
Llegó el día; sí, ese día que todos esperábamos nos íbamos de viaje. Nos dijeron al fin que nos íbamos a dar una vuelta a Europa durante un mes, no nos lo creíamos hasta que lo confirmaron de verdad. Empezamos el viaje y …… 

"Campamento de Navidad. Parte 3" de Enilio Álvarez

Una vez empezamos a caminar el tiempo corría rápidamente; necesitábamos llegar al viejo abeto a tiempo para investigar antes de tener que volver al campamento.
En la zona en la que se suponía que se encontraba el árbol nos resultó fácil encontrarlo, era el único abeto de la zona y resaltaba en el bosque de encinas.
Nos acercamos a este y se podía distinguir una pequeña inscripción en la corteza que ponía: “este es el comienzo de un gran final”. Nos quedamos sin habla, no podíamos creer que fuera el árbol de verdad. Dimos unas vueltas alrededor de este para ver si había una señal o marca que nos indicara el camino hacia el dinero. No encontramos nada. Decepcionados, finalmente nos íbamos a ir cuando sonó un fuerte estruendo y un grito de Jano nos recorrió la espalda a todos. Nos dimos la vuelta y no estaba; en su lugar había un gran agujero. Se podía distinguir su silueta al fondo de este. Le llamamos y este no respondía; nos respondió que estaba bien, que no nos preocupáramos y que le diéramos una linterna.

"Soledad" de Mireia Rocas

Algunos dicen que la soledad es algo triste, lúgubre, deprimente. Tras mi larga  experiencia puedo decir que es la pura ausencia de uno mismo.
 
Hace años  que ocurrió aquello, sigo sentada en aquella silla , asimilando lo sucedido. Era alguien alegre , fuerte, ejemplar, era aquel héroe sin capa, el que me enseñó a volar sin necesidad de alas.
 
Todo fue el dieciséis de junio de 2007. Estábamos en el pueblo; a mamá le sonó el móvil, se lo di con rapidez. Supondría que sería una llamada de trabajo. De repente, mamá colgó el móvil , y comenzó a llorar. Papá nos mandó al jardín. Tras largo rato esperando, papá trajo las maletas y nos dijo que subiéramos al coche; yo imaginaba lo que estaba pasando aunque no quería creerlo. Quería borrar esa idea de mi cabeza; mamá se arrodilló, y me dijó :
 
"Tu abuelo ha fallecido" . En ese momento mi mundo se vino encima, yo tenía tan solo siete años, mi abuelo era la cabeza de mi familia, aquel que nos hacía reír en cada cena, el que cantaba " A su Madrid" a todas horas, pero todo eso daba igual; ahora sería fruto de un recuerdo. De vuelta a Madrid miraba las gotas que caían en el cristal, cada una seguía su camino, empezaban en un punto hasta que poco a poco se desvanecían. Supongo que así sería la vida, "pequeñas gotas que terminar en un punto", el principio de una jugada maestra, que al final cae en la casilla equivocada del parchís.
 
Tres años después supé lo que fue perder algo que has tenido siempre, lo que fue tener a un héroe  al que  seguir, lo que fue tener al mejor abuelo del mundo. Quizás no me pude despedir de ti pero sé que si te hubiera tenido delante no hubiera sabido qué decirte; pues decir adiós a alguien a quien no quieres ver marchar, no es buena forma de acabar,
 
La soledad es algo relativo, puntual, es la ausencia de alguien, incluso de uno mismo. La soledad es la búsqueda de  lo irreconocible a ojos de uno. Es el silencio eterno en uno mismo.

lunes, 4 de noviembre de 2013

"Campamento de Navidad. Parte 2" de Enilio Álvarez

Después del día de la inauguración nos fuimos a desayunar. Teo propuso ir a la biblioteca a buscar antiguas leyendas en las que pensar o contar en Navidad. Buscando y buscando encontraron una leyenda sobre un viejo abeto que conducía a una galería con 200.000.000€ de un antiguo ladrón de América, que murió en una cárcel pero nunca dijo donde escondió el dinero robado.
Lucía intrigada dijo – ¿Qué hacemos aquí parados? Vamos a investigar sobre el tema.-
-Teo, ¿pone algo más sobre dónde está ese árbol? – dijo Jano
-Sí, en el sur del campamento, en el lado derecho del lago- dijo Finshi.
-Esa zona está prohibida en invierno- dije.
-Eso da igual aquí se puede hacer lo que quieras, no te dirán nada si no te ven y si alguien nos ve y lo sopla al monitor, no le creerán- interrumpió Lucía.
-No hemos caído en que mañana es Navidad y tenemos que ir a la recogida de niños-recordó Jano.
-¿Qué es la recogida de niños?- Dijo Finshi asustado.
-Es cuando algunos padres o matrimonios, con o sin hijos vienen a acoger algún niño para todas las navidades y si les gustas te adoptan -le respondí.
-Como nos elijan estamos perdidos -añadió Teo.
-Tendremos que idear un plan para evitarlo -sugirió lucía.
-Pero en navidades en el pabellón están los padres y no podemos dejarnos ver-Continúe.
-Tenemos que ir para recoger regalos y comida-añadió Finshi.
-¿Eso es lo que te importa Finshi? porque a mí no, yo quiero ir para disfrutar de las fiestas y dar las gracias por estar aquí-dijo Lucía frustrada.
-Tienes razón-le ayudó Teo.
-¿Cómo evitaremos a los padres si queremos ir?-siguió Jano.
-La ceremonia empieza a las 12:00, antes iremos a ver el árbol -propuse intentando buscar una solución.
-¡Hecho! eso haremos-Dijo Finshi.

"La última palabra. Parte 1" de Celia Álvarez

Prólogo

Nunca se me ha dado bien contar historias, pero considero que esta, de caer en el olvido, sería una gran pérdida. He tenido tiempo para tomar esta decisión. Diría que demasiado. Ignoro los días que han pasado desde que me encerraron. Desconozco el tiempo que llevo atado a esta máquina, a estos tubos…
Sí lector, has leído bien. Estoy atado a una máquina y unos tubos que se encargan de mantenerme alimentado y de dormir por mí, con el único fin de que mis dedos mecanografíen cada palabra, idea, recuerdo o pensamiento que se cruce en mi cabeza. La razón por la que estoy aquí es la terrible realidad en la que vive esta sociedad, contra la cual, solo unos pocos se han atrevido a ir en su contra. Aquellos en busca de la verdad y de la libertad. Gente normal, pero valiente, que nunca toleró el rumbo que tomaron sus líderes y que ante la peor de las decisiones tomadas, decidieron luchar por todas las victimas que pudieran surgir.
La terrible decisión que se tomó es la máquina que mantiene mi vida. La idea era explotar el máximo potencial intelectual de la humanidad. Bueno, de algunas personas en particular. En un principio, resultó una idea innovadora, capaz de hacer evolucionar a la humanidad con mayor velocidad. Los problemas comenzaron poco después de que los primeros sujetos se presentaran para el proyecto. Se corrió la voz de que habían desaparecido, incluso muerto. La realidad era bastante peor y no tardó mucho en salir parte de la verdad a la luz. A partir de entonces, numerosas personas huyeron de las ciudades con el fin de desaparecer; otras, intentando iniciar una revolución. Los que permanecieron en la ciudad, procuran no demostrar ser excepcionales y viven con miedo…

En este ambiente comenzó mi gran cruzada. Mi nombre es John Smith y ya es hora de que salga a la luz mi historia, la cual cuenta con datos cruciales para entender la conspiración que tramaron los líderes mundiales contra nosotros.

"El recuerdo que quedó grabado. Parte 3" de Anna Sánchez

Es domingo; me tumbo en la cama a pensar en mis cosas. ¿Qué querría decirme a la salida? La intriga inundaba mi cabeza. No la había visto en todo el finde, todo era muy extraño; tenía un mal presentimiento.
De nuevo lunes. Aquí estoy sentado en el pupitre, esperando ver asomar su rostro por la puerta, pero no aparecía. Pasada una hora llaman a la puerta; me lleno de emoción y esperanza. Cuando me giro, me doy cuenta de que no lo es. La directora entra en la clase seria pero con un aire triste. Lo primero que hace es mirarme y después afirma así: ''Ángela ha sido hallada muerta en un lago a pocos kilómetros de aquí, se trata de un suicidio''. Me quedo mirando fijamente al suelo, por mi cabeza pasan esos 10 años junto a ella, amándola, pequeñas lágrimas empiezan a caer de mis ojos. Seguidamente, la directora me da un sobre en el que está escrito mi nombre con una caligrafía perfecta, digno de ella. En la esquina de la carta una pequeña frase que dice así: ''Desde siempre, para siempre''. Abro el sobre, no puedo creer lo que veo, quiero morir. Tiro el sobre al suelo y me escondo detrás de mis manos. Todo el mundo viene hacia mí a consolarme, gente llorando como yo por la pérdida de aquella persona. Y mientras pasa toda esta escena, allí en el suelo, junto a la pata de la mesa, está el sobre, del cual sobresale aquella pluma de pájaro negra con destellos verdes y dorados.

"El recuerdo que quedó grabado. Parte 2" de Anna Sánchez

Me acerqué más y la abrazé, un suave y delicado abrazo. Habían pasado unos cuantos segundos cuando decidí apartarme, y ocurrió. Al separarme, nuestras miradas se cruzaron, nos quedamos diez segundos mirándonos, y no pude hacer otra cosa que besarla. En cuanto ella se apartó nos miramos sin saber qué decir o hacer, pero justo, en ese mismo instante cayó una pluma de un pájaro a nuestras cabezas; era negra con destellos verdes y dorados. Me volvió a mirar y sonrió con todos sus dientes torcidos. Mientras pasaba este recuerdo por mi cabeza, mis ojos están clavados en ella, hipnotizados. Se gira, se está dando cuenta de que la estoy mirando. Le saco la lengua con picardía y ella me responde con una sonrisa espectacular, solo que esos dientes torcidos han sido sustituidos por una dentadura perfecta y deslumbrante.
Suena el timbre. Es hora de irse a casa; por fin, fin de semana. Al salir, ella me mira desde lejos con aire entristecido y me dice: ''Tengo que hablar contigo''. Un escalofrío recorre mi cuerpo. La miro, intento ir hacia ella, pero no puedo, mis amigos me arrastran hasta la salida. La miro sin saber qué decir y la oigo gritar desde lejos: ''Ya hablaremos. Te quiero''....

"El recuerdo que quedó grabado. Parte 1" de Anna Sánchez

Es por la tarde, pleno enero, pleno invierno. La observo como cada día, pensando en cómo había cambiado esa pequeña niña con los cabellos oscuros alborotados; ahora sus largos rizos que le llegaban casi hasta la cintura, estaban recogidos por una fina diadema de color gris. No solo el pelo había cambiado, sus ojos color miel delineados con una delicada línea negra, miraban con seriedad y madurez, aunque dentro de ellos se seguía reflejando amor y ternura. La sigo contemplando. Pienso en los recreos que pasábamos juntos cuando éramos pequeños, y entre todos ellos, uno destaca. Ese día recuerdo que hacía calor, estábamos escondidos en la parte trasera del colegio, al lado de una huerta. Ella estaba llorando porque su padre se iba durante 6 meses a un viaje militar. Nos sentamos debajo de un árbol, no sabía qué decirle, cómo consolarla, así que se me ocurrió lo más y apropiado para estos momentos...

domingo, 3 de noviembre de 2013

PRINCIPALES TEMAS DE LA LITERATURA ESPAÑOLA (EDAD MEDIA - POSGUERRA S. XX)

Edad Media: el amor sentimental (cortés, es decir, noble y caballeresco), los milagros, las fiestas marianas, el amor por la naturaleza, las alabanzas en honor a la Virgen, el sufrimiento por la pérdida del amado o de la amada, la melancolía, el honor (personal y/o militar), el amor y sus engaños, exaltación de la heroicidad, la burla o la injuria (hacia profesiones o personas en particular), la vida eterna, la brevedad de la vida terrenal.

Renacimiento: la crítica social, el amor desmedido, el amor apasionado (platónico), idealizado y divino, la exaltación de la naturaleza (como algo idílico), el sentimiento religioso, el mundo medieval y caballeresco, la mitología, la exaltación de la belleza de la mujer.

Barroco o Siglo de Oro: la naturaleza alejada de lo bucólico o ideal, la decadencia del ser humano y de la sociedad, la ridiculización de los mitos clásicos grecolatinos, el carácter grotesco de la belleza, el paso del tiempo, el desengaño amoroso, la vanidad de lo terrenal, la crítica social (burla y sátira), el honor, el amor apasionado y desmedido, la mitología, las tradiciones populares.

Neoclasicismo: actitud crítica ante la sociedad y la educación, el rechazo al dogma religioso, la crítica de los vicios personales y sociales, la educación de los jóvenes, la opresión familiar.

Romanticismo: el culto al yo y el individualismo, la libertad, la evasión hacia lo medieval o exóticamente lejano, el mundo de los sueños (lo onírico) y lo misterioso, lo sobrenatural, las tradiciones populares, la exaltación desmedida del amor y la muerte, el amor apasionado, la nostalgia por el amor perdido, la propia literatura, el desengaño amoroso, la crítica socio-política, la rebeldía, el honor como sentimiento secundario.

Realismo: el amor imposible, el amor idealizado, lo anticlerical (la crítica a los estamentos religiosos), el conflicto entre tradición y progreso, el adulterio, la intolerancia social (la opresión social), la observación de la realidad contemporánea, la pobreza y la santidad como forma de vida, el contraste entre los valores tradicionales (campesinos) y los modernos (urbanos), el éxodo a la ciudad, los contrastes sociales y morales, la insatisfacción personal y social de la mujer, la lucha por el ascenso social y económico.

Modernismo: la brevedad de la vida, la muerte, el porqué de la existencia, el mundo interior del ser humano, el exotismo, la nostalgia por el pasado.

Generación del 98: el espíritu patriótico, la crítica social y política, la naturaleza, la injusticia social, el inmovilismo, el dolor por el pasado, el presente y el futuro de España, la nostalgia por el amor perdido, la caricaturización de la realidad, la muerte amenazadora, el sentimiento trágico de la vida, la inmortalidad y el deseo de eternidad, la crítica anticlerical.

Generación del 27: la pureza del arte, la ciudad cosmopolita, la naturaleza tal y como es, el amor puro, el compromiso social, la preocupación por el futuro de España, el fin del hombre, el dolor provocado por la guerra (civil), la muerte, la esperanza por un futuro mejor, la insatisfacción del ser humano, la falta de libertad, la opresión familiar y social, las tradiciones populares.


Posguerra: la sordidez de la sociedad, las ilusiones fracasadas, la guerra, la corrupción y la degradación del hombre, la soledad, la inadaptación, la añoranza de España (el exilio forzado), la frustración, el dolor, la muerte, la ciudad, el mundo del trabajo y las relaciones laborales, la opresión de la sociedad, la denuncia social.

viernes, 1 de noviembre de 2013

"Campamento de Navidad. Parte 1" de Enilio Álvarez

Toda esta historia, mi historia, transcurre durante las vacaciones de un viejo orfanato de Toledo.
Mis compañeros y protagonistas de esta historia son: TEO, un niño fuerte y sin ningún miedo a los peligros que le rodean; Jano, su capacidad de manejarse y orientarse en el bosque nos resulta útil; Finshi es alto con un talento enorme para resolver acertijos y demás; Lucía, jamás se deja dominar por alguien no conocido y por último yo, Javier, me encanta seguir al grupo de la forma más divertida posible para mí y para ellos.
En el orfanato no nos dejan hacer nada por nuestra cuenta que no sea mandado. Solo hay una época en la que somos libres, por así decir, en navidades, cuando puedes elegir quedarte en el orfanato o ir al campamento “Viejos Abetos”.
Todos elegimos irnos para despejar nuestras mentes de las clases y de la disciplina que imparten los profesores.
Todos nosotros una semana antes de ir al campamento ya tenemos las maletas y llaves preparadas para irnos. Nada más llegar nos vamos a nuestra caseta y deshacemos las maletas lo antes posible, para coger sitio alrededor de la hoguera, para la presentación de nuevos monitores y alumnos. Luego pasamos a la ceremonia de apertura e inicio de temporada de campamento.Todos los años el campamento abre sus puertas en Navidad para celebrar el nuevo año junto a los niños y niñas que van a presenciar ese momento fantástico del cambio de año y demás fiestas.

martes, 8 de octubre de 2013

"Sueño" de Mireia Rocas


Suena el timbre, los niños salen corriendo por la puerta principal, van  a los brazos de sus madres, estas les abrazan con mucha fuerza dándoles la merienda que les tienen preparadas. Camino hacia casa observando las calles de este pequeño pueblo, atravieso un puente que pasa por un río, y me pongo a caminar por aquella pradera; la lluvia empezó a caer, mi casa estaba en lo alto de una colina, así que la distancia del colegio a casa era larga. Andaba por  el bosque mirando a todos lados; en ese momento estaba sola, lo único que me acompañaba era mi vieja mochila a cuadros. Mientras miraba el cielo, rayos y truenos sonaban, no había ningún hueco azul. En aquel cielo grisáceo, traté de correr a algún sitio donde poder refugiarme, me resbalé y me golpeé contra una piedra, quedé inconsciente durante varios minutos. Al abrir los ojos observé el cielo, ya no había nubes, ni truenos en el cielo, y tampoco estaba la piedra donde me golpeé. Todo era extraño. Me levanté y observé el sitio; era maravilloso, bonito, no había ninguna palabra que pudiera definir todas aquellas sensaciones que me producía aquel lugar. Una enorme cascada caía desde arriba de una montaña, una montaña aparecida de la nada, un sitio que apareció en medio de mi camino, un lugar "mágico". A medida que avanzaba todo me parecía más extraño; delante de mí había un enorme puente que cruzaba aquella cascada. De repente oí una voz que me llamaba; Laia, Laia, Laia... Un señor mayor avanzaba rápidamente hacía mi; una mirada inquietante, y siniestra. Me hicieron correr a toda velocidad. Atravesé el puente rápidamente hasta llegar a un barranco. Consiguió alcanzarme rápidamente con su viejo bastón, me miró y ... acto seguido desperté en mi cama. ¿Habría sido un sueño? ¿Todo aquello sería obra de mi imaginación? Bajé a desayunar, papá no estaba, suponía que habría salido a hacer un recado. La casa estaba fría, coches de policía patrullaban la zona con alta vigilancia. Extrañada por la situación encendí la televisión con el fin de entretenerme un poco, puse el canal de noticias, papá aparecía junto a dos policías. Subí el volumen de la televisión, el periodista declaró un informe ante el publico diciendo: La niña de 14 años llamada Laia Hills, ha sido encontrada en el barranco en el bosque de Meridian; la caída provocó su muerte inmediata. Los forenses están examinado cómo pudo ocurrir tal desgracia; hasta ahora tienen una única pista, un viejo bastón de madera.