Me encontraba aburrida en mi habitación, sin nada que hacer. Bueno, sí, en realidad tenía que estudiar pero resultaba obvio que eso me aburriría aún más. Como no podía distraerme con mi móvil, porque estaba castigada, y tampoco iba a hacer nada interesante con el ordenador, porque no tenía Internet, me dediqué a mirar por la ventana. Pero todo seguía aburrido; desde luego se notaba mucho la ausencia de mis vecinos, esos locos de la casa de al lado. Y es que Dani y Carlota siempre estaban jugando a la pelota acompañados del irritante, aunque ahora entrañable, ruido de sus chillidos. Se habían mudado a Cádiz por motivos del trabajo de su padre, y yo no seguiría mirando por esta ventana, si no fuese porque mamá me ha recordado que hoy llegarían mis nuevos vecinos y me apetecía hacer nuevos amigos… no sé por qué, pero tenía la corazonada de que mi próximo nuevo amigo me quitaría el aburrimiento.
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