Empiezo a sentir un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Sí, es la típica mañana de invierno en la que no hay persona que sea capaz de sacarte de la cama, pero tengo un presentimiento y no es bueno. Me levanto de la cama solo por curiosidad de ver qué me deparaba hoy el día. Voy a la cocina y abro la nevera, no hay nada; me quedo mirando la nevera durante un rato. No sabia qué pensar. Como de costumbre si no hay comida en casa me subo al Día, a comprarme algo. Me pongo lo primero que pillo, cojo el móvil, las llaves y me voy. Estoy llegando al Día y no he visto ningún coche ni ninguna persona, y esto me empieza a asustar.
Llego al Día y está cerrado. De repente empiezo a sentir cómo se empieza a tambalear el mundo; cierro los ojos durante un segundo, y cuando los vuelvo a abrir, veo ahí delante de mí a mi madre intentando despertarme todas las mañanas para ir al colegio. Como de costumbre.
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