Parecen haber pasado horas, cuando de improviso abro los ojos y me incorporo sobresaltada. Vuelvo a estar en aquella pradera, solo que esta vez sigo sin el vestido y mi pelo chorrea al igual que mi cuerpo.
Fatigada, mareada y harta de estos constantes cambios me tapo el rostro con las manos y mis lágrimas comienzan a derramarse.
Cuando decido apartar mis manos, ya no estoy en aquella pradera, ni en la playa, sino, en mi pupitre y en frente está mi profesor explicando la lección, todo es muy normal. ¿Qué ha pasado, me he dormido y he soñado?.
Pido por favor que me dejen ir al baño, me están entrando náuseas. Salgo lo más rápido posible de la clase y cuando cierro la puerta tras de mi, todo es blanco, no hay nada; ni paredes, ni suelo, simplemente es un espacio blanco. Me giro y la puerta ya no está.
Cuando abro la boca para gritar, mi voz no sale al exterior, el sonido no existe. Tardo unos instantes en comprender donde estoy.
El limbo, perdida en mi mente para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario