Era abril de 1993, el día de mi limpieza anual. Esta historia empezó con el haber encontrado aquella nota que me escribiste por primera vez. En ella, con hermosas palabras, me describías y, en ese momento, caí rendida a tus pies.
Como aquella nota me hizo sentir bien, intenté encontrar toda las que me habías escrito aquel largo pero increíble año. En algunas estaban escritas tonterías como "me encanta tu perfume" y en otras aparecía" eres muy especial para mi". Dichas notas hicieron que me volviese a enomorar de mi novio pero me daba rabia no encontrar mi nota preferida, esa en la que expresaba de forma muy simple lo que sentía por mí. Él me estaba ayundando a colocar mi desordenada habitación y, cuando aparecía una de sus notas, se la enseñaba y se ponía un poco rojo. La limpieza nos llevó toda la tarde del domingo y, al finalizar esta, él se marchó a su casa.
La mañana siguiente fue un tanto extraña ya que se mostraba menos cariños de lo habitual, lo que me llevó a pensar que algo de lo que había dicho el día anterior le había molestado. Le fuí a preguntar y lo único que respondió es que estamos bien, así que lo dejé pasar.
Durante la clase de Matemáticas, me acordé que no habíamos encontrado mi nota favorita y eso me dió algo que sospechar pero esas congeturas no duraron mucho cuando ví que de su carpeta sobresalía algo amarillo.
Era un papel que apareció unas cuantas horas después. Ese trozo de cartulina me era familiar y, cuando lo leí, todo me quedó muy claro:
Había sido él quien me había quitado mi nota, la que más me gustaba. Le miré y me dijo con palabras muy dulces lo mismo que ponía en la nota "SIMPLEMENTE, TE QUIERO".
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