Eran unas navidades cualquiera en casa de los Fernández, día 25 diciembre. Se estaban acercando ya las 21:30 horas y todo estaba ya preparado para pasar unas buenas navidades con la familia. Poco a poco iba llegando la familia. La primera en llegar fue mi abuela como siempre tan puntual, más tarde llegaron el resto. Todos estaban encantados de cómo lo habíamos preparado todo. Eran ya las 22:00 horas y decidimos sentarnos en la mesa. Al acabar ya la cena, mi tío decidió contar unos chistes; todos estábamos alegres y contentos. Yo y mis primos pequeños fuimos a mi cuarto a jugar, mientras que los mayores echaron un brindis. Nosotros estábamos esperando la llegada de Papá Noel; estábamos todos mirando por la ventana haber si veíamos a Papá Noel con sus ocho renos. No veíamos nada, ni por las calles, ni por las chimeneas. Eran ya las 23:50 horas; bajamos corriendo al salón a ver si estaban los regalos. Allí no había nada. Nosotros preocupados por Papá Noel y nuestros regalos. Era ya la 1 de la madrugada y seguía sin venir. Mi familia se tenía que ir. Nosotros los niños estábamos decepcionados y tristes. Yo me fui a mi cuarto. Al acostarme miré por la ventana y pensé: ¿dónde está Papá Noel...?
Aquellas navidades perdí la ilusión.
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