Es domingo; me tumbo en la cama a pensar en mis cosas. ¿Qué querría decirme a la salida? La intriga inundaba mi cabeza. No la había visto en todo el finde, todo era muy extraño; tenía un mal presentimiento.
De nuevo lunes. Aquí estoy sentado en el pupitre, esperando ver asomar su rostro por la puerta, pero no aparecía. Pasada una hora llaman a la puerta; me lleno de emoción y esperanza. Cuando me giro, me doy cuenta de que no lo es. La directora entra en la clase seria pero con un aire triste. Lo primero que hace es mirarme y después afirma así: ''Ángela ha sido hallada muerta en un lago a pocos kilómetros de aquí, se trata de un suicidio''. Me quedo mirando fijamente al suelo, por mi cabeza pasan esos 10 años junto a ella, amándola, pequeñas lágrimas empiezan a caer de mis ojos. Seguidamente, la directora me da un sobre en el que está escrito mi nombre con una caligrafía perfecta, digno de ella. En la esquina de la carta una pequeña frase que dice así: ''Desde siempre, para siempre''. Abro el sobre, no puedo creer lo que veo, quiero morir. Tiro el sobre al suelo y me escondo detrás de mis manos. Todo el mundo viene hacia mí a consolarme, gente llorando como yo por la pérdida de aquella persona. Y mientras pasa toda esta escena, allí en el suelo, junto a la pata de la mesa, está el sobre, del cual sobresale aquella pluma de pájaro negra con destellos verdes y dorados.
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