viernes, 18 de junio de 2010

"Pétalos de rosa" de María Delgado


Esta soy yo. Simple e insignificante. Indiferente para millones, y con un mundo para mi. Perdida en muchos momentos y esperanzada en otros. Soy débil, cansada de llorar…pero sonrío. Tengo fe. Soy pequeña. Al fin y al cabo, persona. Soy humana.
Camino entre la arena, dejándome llevar por mis sentimientos. Escuchando por fuera el mar. Encerrada por dentro sin él . Haciendo preguntas que se responden con más interrogantes. Lo que no sabes, no lo puedes contestar. Sólo puedes comprenderlo y cuidarlo. Mantenerlo y no olvidarlo. Pues es valioso, como cada objeto. Como cada persona. Como cada rayo de sol. Como cada luz, o color…es valioso…aunque eso no quiere decir que para nosotros sea igual. Simplemente…cree…
Aunque ahora, tengo preguntas, que de niña, no supe responder. Porque ahora, en este momento, siento el sentimiento de comprender. Como cada cosa, tiene su tiempo. Su momento. Su lugar. Y suele ser, cuando menos te lo esperas. Muchos te entristecen, otros no. Aunque simplemente, estos momentos buscan la perfección. Pues son invisibles, mágicos. Nadie sabe cuando vendrán. Pero el tiempo más valioso, es el que no se puede medir…¿ verdad?
Así lo creo…por eso, ten fe en la vida. Ten fe en lo que te ofrecerá. Y si no te lo ofrece…no te olvides de creer. Pues no es lo que uno busca, quiere o deje de querer; sino lo que siente, tiene, y cree que ha de ser.
Pero , aún así, como humana, emociones tengo. Entre ellas, esta ansiedad. Y además añadiendo que lo siento aquí. Dentro. Se que mi corazón tiene algo que decir…

Entonces, entre la arena, sin que nadie lo explique, o quiera entender…aparece florecida una rosa. Me agachó y la intento coger.
La miro con curiosidad, y siento como si me conociera, como si quisiera, o pudiera ayudar.
Y entonces, en este momento de ensoñación, la acerco más a mi…y sin saberlo, empiezo a relatar…
“He sido pequeña, y aún lo soy. He cometido errores, y los cometo. Pienso que nada de lo que soy sirve para algo…y que nada puedo hacer. Pues soy inútil…y noto que nada me puedo merecer… Aún así, sin remediarlo, noto que algo me está llenando mi corazón. No lo entiendo, pues vacío siempre está.”
Abro los ojos y veo entonces unas manos unidas. No se sueltan. Ni lo harán, ni lo harían. Y a mi mente, vino una palabra:
“Compañía…”
Y veo como cae, un pétalo de esta rosa, que me sigue en mi camino. Que apareció de la nada. La rosa cuyos pétalos caen y se esfuman…a cada tramo que recorro. Como si me entendiera. Como si me ayudara. Vuelvo a cerrar los ojos. Sigo preguntándome.
“Sé qué es la compañía, algo agradable con lo que estar. Pero sé que es efímera, algo que siempre se va. Por mucho que lo pienso, es sólo amistad. Y que yo sepa, estar con alguien, no es nada universal. Simplemente es una persona, nada más. Aunque siento, que no es así. Siento siempre que el valor de una amistad no es tan simple y superficial, que es sin duda, mucho más. ¡Soy tonta!, supongo que no se entender. No entiendo que tengo dentro, qué es lo que me hace crecer. Qué es lo que me llena, y qué es lo que tengo que saber.”
Abro los ojos, esta vez esperándome algo más esclarecedor, y de repente veo algo grande, un tanto confuso. Miles de sonrisas a mi alrededor…
Entonces pienso…
“Felicidad...”
Sonrío en mi respuesta, como si fuera algo obligatorio, aunque en el fondo, me siento bien. Y vuelvo a cerrar los ojos.
“Sí, me llena de alegría. Y es algo que no entiendo. Pues la alegría es un sentimiento, y sí, lo sé, se que cada sentimiento, es grande en su fondo… Pero aún así, sigue siendo efímero, pues sola me siento en mi interior. Muy sola. Destrozada. ¿Qué hay que pueda cambiarme esta opinión? …¿Qué es lo que me hace alegre de ese modo, como me muestras?...pues no es alegría, es la felicidad…
Ahora miro, y la nostalgia me abunda. Se abre un cuadro ante mi, puedo ver la lluvia. Y en un pequeño resquicio, veo dos personas abrazándose. Como si el mal no existiera. Como si sólo necesitaran su…
“Protección…”
Cierro los ojos…repentinamente, porque algo inestable se a abierto en mi interior. Algo que significaba mucho.
“Si, es cierto, ese ya es un sentimiento que valoro más. Pero no se que pensar, yo…no me merezco nada, de verdad que no. No. No puedo creer en ello. Y aún así, sigo sintiendo algo. Sigo sintiendo esta emoción…como si me llenara por dentro…Como si en el fondo sólo la quisiera coger…aunque, la sigo sin entender…”
Me bloqueo. Me siento triste. Como siempre me sentí. Abro los ojos con miedo. Con terror a que algo malo pueda encontrar. Pero no es así, veo algo hermoso. Mágico. Sin igual.
Mis ojos se abren con más fuerza…
“El cielo…”
Pronuncio sin querer, esa pequeña palabra. Y en ved de pensar, simplemente, siento.
Siento maravillas, donde se dibujan cada una de las estrellas. Siento que su luz me llega. Me atraviesa. Me llena el corazón. Este incomprendido, y magullado corazón. Quizás por mi misma. No se. Nuca lo sabré.
Solo me centro en su brillo. En sus cuerpos minúsculos. Pues por minúsculos y redondos que estos sean, brillan más que nunca. Pues por mucho que yo no lo quiera o no lo merezca, no lo puedo elegir, pues nunca se van a ir. Entonces lo único que debo hacer, es cuidarlo. Es creer.
Porque, es grandioso.
Como cada estrella. Como cada abrazo .Como cada Sonrisa. Como cada sueño…
“Como cada…persona”
Sonrío, pero esta vez de verdad. Miro la rosa, ya sin casi pétalos. Cierro los ojos.
Esta vez, comprendiendo.
“Es eterno, y aunque no me lo explique…aunque no me lo merezca…aunque no lo entienda, o quiera buscar algo que no existe. O quiera encerrarme en mis opiniones. En mis creencias o supersticiones… Sea lo que sea… me llena el corazón. Y eso es lo único que importa.”
“Sea lo que sea, es maravilloso…”
“Ahora pues… ¿cómo lo puedo definir?...lo que sea me valdrá… ¿ qué es?
Abro los ojos y miro a la extraña flor. Extraña pues su último pétalo, iba a caer…
Y entonces, veo algo, quizás en la flor, no lo sé.
Pero lo que veo, llena mi mundo. El mío propio. Pues como persona que soy, lo ha de hacer…
Aunque esta vez, esta imagen, este sentimiento, llega a todo lo que se puede llegar. Pues esta vez entiendo. Comprendo. Y no tengo nada más que definir…
Me paraliza.
Porque esta vez veo su rostro. Y como ya he descrito, mi corazón ha sido llenado.
Es mi cielo, pues es infinito, y nadie lo igualará…
“Le amo…”
Así es como él último pétalo cae, sin esperar.
Y a este pequeño relato le pongo un punto y final.

1 comentario:

Literatura Blog dijo...

Una vez más, enhorabuena por otro emotivo y excelente texto.