jueves, 3 de mayo de 2018

"Diario de una persona normal (Parte 8)" de Eva Turmo


¿Cómo describiría yo a mi hermano pequeño Anastasio? Pues, yo creo que como… El diablo mismo, sí. Si el diablo se reencarnase sería mi hermano. Crea la ilusión de ser una criatura mona, achuchable y que te la comerías en un segundo. (Metafóricamente hablando. Di no al canibalismo). Pero no, hace caca constantemente abrasándote todo el sistema olfativo hasta que llega un héroe que abre la ventana, o mejor, la puerta. Llora por las noches, despertando a todo el mundo, yo creo que es porque se da cuenta de que hace la vida imposible al resto y se siente mala persona y empieza a llorar, puede ser… Además, sólo tiene dos dientes, los dos incisivos de abajo. En todos los cuentos, las brujas, los magos, los ogros o los ladrones no tienen una dentadura perfecta, por lo que ya sabemos, gracias a mi investigación en cuentos infantiles, que mi hermano es el malo de la película de mi vida porque no tiene dientes. Por último, ¡va a levar a mi familia a la ruina! Que si pañales, que si juguetes para que no se aburra, mil chupetes (que los pierde todos el niño), ropa cada mes (aparentemente crece mucho, yo creo que se alimenta de mis penas y por eso crece tanto y tan rápido) y mil y un cachivaches innecesarios para “el angelote de la casa”.
Yo te he contado todo este rollo, querido diario, porque hoy ha sido una tarde muyyy larga. Te cuento. Justo al terminar de leer la nota que me puso mi padre apareció Él, lo llamaré Hades, que es el dios del inframundo en la mitología griega, y como he aprendido eso hoy en clase voy a llamarlo así. (Ay… Si se me quedasen en la cabeza las matemáticas como se me queda la historia…) Pues eso, aparece gateando por la esquina de la puerta, se sienta y le veo haciendo fuerza, está cagando. (Esta era la primera prueba para superar al BOSS del juego de mi cabeza que iba a ser esta tarde.) De repente, me mira maliciosamente y empieza a llorar, en este momento es cuando su ataque venenoso me llega a la nariz, tengo poco tiempo… En el momento abro la puerta de la casa y lo dejo en el felpudo, cierro la puerta y salgo escopetada al cuarto de mi hermano a coger pañales limpios, tengo poco tiempo antes de que lance su conjuro “desaparecer en los bosques”. Una vez en el cuarto de Hades, cojo un pañal limpio, toallitas y crema hidratante para sus posaderas. Bajo corriendo las escaleras, arriesgando la buena salud de mis tobillos, y abro la puerta de casa. Pero desgraciadamente ya había lanzado dos conjuros “desaparecer en los bosques” y “eliminación rastro por olor”. Bueno, pues ahora nos toca embarcarnos en la “quest” (los hebreos tienen palabras para todo) de encontrar a Hades, iba a ser difícil, ya que se trata de una deidad con muchos recursos, pero no podía haber ido muy lejos…

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