sábado, 24 de marzo de 2018

"Mendacium" de Eva Turmo


Mendacium. Mi hogar, o mazmorra, todo depende del punto de vista y del momento. La
verdad es que este planeta no se llama Mendacium, sino Pueritia. Formo parte de una de esas niñas y niños “privilegiados” a los que sus padres los han mandado a estudiar a un país dedicado única y exclusivamente al estudio y al desarrollo de nuestra madurez y capacidades, supuestamente. ¿A quién le gusta estar vigilado 24/7? ¿Forzado a llenarse de conocimientos, no innecesarios, pero irrelevantes para ti y para lo que tú quieres? Igual no entendéis por qué estoy contando esto, o por qué hay más de un millón de niños en un único planeta. Puesbueno, esta historia empieza un milenio atrás.
Hace mil años, en 2012, empezó a ocurrir algo que la civilización maya ya había predecido: el calentamiento global. Derritiéndose así glaciares, aumentando el nivel del mar hundiendo islas y continentes casi al completo, destruyéndose la capa de ozono, y por consiguiente, porque el ser humano es el ser más avaricioso y poco empático de La Creación, nos acabamos destruyendo a nosotros mismo en guerras entre hermanos. Con un problema de
superpoblación y escasez de materias primas, los padres que gozaban de una alta posición
económica mandaron a sus hijos que “tanto quieren” a un lugar donde el concepto de vida
cambia. Aislado de tu hogar natal, solo, forzado a convertirte en una pieza más del puzzle del que nunca quisiste formar parte. Este puzzle es: la salvación del planeta origen, Tierra. En momentos como este, en los que tu forma de ser se ha mecanizado tanto, ya no te paras a pensar en el “gran” futuro que tus antepasados te construyeron. Un futuro que no tiene futuro.
Todavía recuerdo el primer día aquí, todo el planeta se había convertido en La Academia. En vez de tener árboles que brotasen donde quisiesen, en Mendacium teníamos un invernadero enorme donde todo el oxígeno se almacenaba en tanques y luego era suministrado por las instalaciones. En Mendacium en vez de tener muñecas para jugar , teníamos máquinas para diseñar. Nada más llegar capté el mensaje, eres un número más, si quieres ser alguien salva tu mundo, encuentra una forma de parar todo esto. ¿Parar qué? ¿La mentalidad estúpida de toda la humanidad? No puedo yo, ni nadie. ¿Parar a los políticos corruptos que se preocupan más de su sueldo a fin de mes que de las personas y del planeta? Porque claro, sólo se vive una vez, las generaciones futuras no importan. Y es por eso que estamos hoy así.
Me pasé los siguientes 713 días pensando, hasta que un día fui al consejo mayor de la
academia con una propuesta: cambiar nosotros, dejar de lado la avaricia, y dejar al planeta
reposar unos pocos siglos. El daño ya estaba hecho, y el tiempo es lo único que es capaz de curar las heridas. Espero que con el tiempo no sólo se cure el planeta, sino también nuestra forma de pensar enferma.

sábado, 17 de marzo de 2018

"La caída de La Torre" de Álvaro Goyos



Elevando su espada infundió coraje en los pocos aliados que quedaban vivos. Había sido una ardua lucha por la defensa de La Torre, aquel lugar que por muchos años había sido el hogar de numerosos guardianes y guardianas, pero hoy no es así, hoy La Torre se había convertido en un sangriento campo de batalla, en el cual centenares de guardianes habían perecido a causa de las incontables hordas de cabales. Zabala se dispuso a continuar combatiendo, cuando en el horizonte se divisó una enorme nave de unos dos kilómetros de largo, la cual se acercó al suelo y de ella salieron dos imponentes monstruos, los cuales iban vestidos con unas armaduras de una aleación de metal y hierro, una capa roja y otra dorada y en los hombros llevaban numerosos galardones. Zabala vio claramente que se trataba del general de la flota cabal Ghaul, y de su fiel hermano el comandante. Ghaul y su hermano miraron a los pocos guardianes que quedaban vivos y con un leve movimiento del brazo ordenó matarlos. Los guardianes que quedaban no podían hacer frente a un ejército de esas magnitudes, así que con unos últimos esfuerzos por sobrevivir fueron masacrados brutalmente. Solo quedaba un superviviente, el último guardián del universo estaba allí frente a un ejército y su general.
Cogió una bocanada de aire, desenvainó su espada y se abalanzó contra todos ellos, con la única idea en la mente de vengar a todos sus compañeros asesinados. Venían de todas partes, pero con el gran control de la espada que tenía Zabala conseguía que nadie se le acercase. Ghaul cansado de ver cómo un solo hombre derrotaba a toda una legión, se acercó y le atestó un gran puñetazo que lo tiró al suelo. Partió la espada que estaba usando y le levantó del suelo agarrándolo de la cabeza, y le susurró al oído:
-Ya no queda nada, la oscuridad ha vencido, ríndete y muere en paz.
Zabala al oír aquellas palabras, un desgarrador sentimiento se aferró a él y con una expresión de enfado le grito:
-Nunca nos vencerás, la oscuridad nunca ganara, porque la luz siempre vuelve a salir.
Ghaul que todavía sujetaba con su mano el cuerpo lleno de heridas y bañado en sangre de Zabala lo zarandeó un poco y lo tiró al fondo de un acantilado mientras se reía y regresaba a la nave con su hermano para celebrar la victoria.


viernes, 16 de marzo de 2018

"Ojalá" de Alba Martínez


Y ojalá pudiésemos volver ciertos años atrás, cuando no teníamos preocupaciones, cuando no existían dificultades.
Ojalá poder regresar para disfrutar de los momentos realmente importantes, esos que nos parecían insignificantes, pero que ahora mismo extrañamos más que a nada. 
Ojalá volver, para dar ese último abrazo que no dimos porque no sabíamos que era el último. Volver para decir ese último te quiero que nunca dijimos por miedo a la respuesta, o simplemente volver para revivir momentos felices e incluso a veces tristes. Debemos reconocer que sin el pasado, no seríamos la persona que somos en estos momento.

jueves, 15 de marzo de 2018

"Sentimiento" de Alba Amelibia



      Y aquí escribo yo,
      llena de tristeza en mi habitación.
      No pude con el dolor tan profundo
      que habitaba en mi corazón.
      Sentía cada latido, cada pulso,
      cada momento vivido contigo.
      Sola, simplemente sola.
      Nadie a mi lado.
      Nadie esperando.
      En el mar, ola tras ola,
      al lado de la playa.
      Y yo sola.
      Sola con las olas,
      con mis tristeza,
      con un mar lleno de lágrimas.
      Delicadeza y paciencia,
      decía yo.
      Encontrar paz interior,
      un espejo reflejando mis sentimientos,
      lo que llevo dentro,
      lo que siento
      y lo que llegaré a sentir por ti.


"Jaula" de Lucía González

Siempre ha estado, solo que quienes no se mueven no lo notan. Siempre he tenido fascinación por esa jaula, tan invisible como fuerte. Sin embargo, hay una generación que se ha cansado de ella, cansado de las ataduras, de las experiencias perdidas, de las vidas perdidas. Es una jaula que calla a los que quieren gritar, que encierra a los que quieren libertad, que mata a los que intentan escapar.
Debe haber una forma de romperla, pero nadie lo ha averiguado. Nadie ha averiguado nada. Nadie se plantea el porqué de la existencia esa jaula.
Dentro de esa jaula está lo que las películas de Hollywood nos venden: los príncipes azules que te vienen a salvar, las princesas sumisas a la espera de ellos. Eso es de lo que todo el mundo habla, nadie habla de esta generación, donde las princesas cogen arcos, flechas y espadas y matan a sus dragones. Donde ya no hay madrastas que te matan para ser la más guapa. Donde los príncipes ya no tienen a quien salvar, y les parece bien, les parece bien ver como esas indefensas muchachas se convierten en grandes guerreras, en grandes reinas.
Todo cambia, pero allí sigue la jaula, intacta, inamovible. Es como si todas las luchas libradas y por librar no sirvieran de nada. Como si todos los gritos de aquellos que buscan la justicia, incansables, a pesar de todas las veces que han sido callados, es como si de nada sirviese. De nada sirven los lloros, los gritos de dolor de aquellos que han perdido o de aquellos que perderán. Como si todos los valientes que se han enfrentado a ELLA, la dueña de todos, de nuestros miedos, de nuestros defectos, de nuestras inseguridades. Esa jaula que es tan verdadera como invisible. Como si todos sus adversarios, los que han salido victoriosos y los que no, es como si no existieran. Escondidos de todos, intentando que nos demos cuenta. De que nos demos cuenta de que ya es hora de quitarnos la venda de ojos y boca los unos a los otros, de que ya es hora de levantarnos y luchar contra aquello que nos retiene aquí dentro.  Hora de utilizar aquello de lo que ELLA es dueña en su contra. Hora de darnos cuenta de que nuestros defectos son nuestras mejores armas


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"Viaje a París" de Javier Sanz



Hace dos veranos, yo y mi familia fuimos a Francia y estuvimos allí por cuatro días, los cuales fueron intensos y agotadores. Nos alojamos en un hotel situado en el centro de París, y os puedo asegurar que es una ciudad muy activa y llena de vida.
Visitamos la Torre Eiffel, pero primero tuvimos que esperar una larga cola en la que había algunas encuestas y aspersores de agua, ya que era un caluroso día de verano. Desde lo más alto se veía el Campo de Marte y las diminutas casas al otro lado del río Sena, y a sus pies se apreciaban las grandes dimensiones de la torre.
Ese mismo día fuimos por el Sena en barco y dimos un paseo por París. De noche es una bella ciudad iluminada, pero cierto es que la Torre Eiffel se asemeja a un faro en cuanto la iluminación por sus focos giratorios.
Un consejo por si deseas visitar el museo del Louvre sin antes esperar horas, es que debes coger las entradas en una máquina situada a aproximadamente doscientos metros, parece algo absurdo, pero la mayoría de las personas no saben que existe esa posibilidad y se pasan horas esperando.
París, como otras grandes ciudades del norte de Europa, no es un lugar excepcinalmente barato, y mucho menos si quieres conseguir un helado en el interior de una tienda como yo quería, pero no sabía esto y nos pilló de sorpresa la cuenta.
Tanto los franceses como francesas son muy educados, lo que aquí en España se conoce como superfluo.
Recomiendo la visita a esta ciudad a parte de ser una de las más visitadas, por su belleza y ambiente, también su cultura recogida en los museos y calles la hacen una ciudad extraordinaria.




"En Granada" de Javier Sanz



Mi experiencia de finales del verano de 2017 fue agotadora, asistí a un campamento de natación de alto rendimiento, en Granada.
Nada más llegar, tras haber pasado seis horas en autobús, nos alojamos, y tras una charla de introducción y una vuelta por las inmensas instalaciones, fuimos directos a los vestuarios para recibir el primer entrenamiento, el cual estuvo muy bien.
La estancia no fue muy larga, pero sí lo suficientemente intensa como para estar exhausto el segundo día, a pesar de que fueron clases técnicas y físicas. Había un ambiente andaluz que me ocasionaba risas cada minuto, y también una comida exquisita.
Creo que fue en el tercer día en el que vimos la vuelta ciclista pasar justo por donde nos habíamos instalado. No le dimos gran importancia, hasta que llegaron unos desconocidos y cambiaron el canal que estabamos viendo en la tele al de la vuelta, y pasados cinco minutos se fueron corriendo al exterior, lo cual agradecí. Aquel mismo día hicimos una pequeña excursión a un lugar parecido a un parque de atracciones, nos dividimos en dos grupos y al mio le tocaron unos coches para dos personas sujetos a uno raíles, pasado un tiempo cambiamos los grupos, esta vez teníamos unos monopatines y una pista con obstáculos.
Ya en la habitación, cuando decidí asomarme por la ventana, vi algo parecido a lo que en las pelis de miedo es humo. Resulta que las nubes que estaban iluminadas por unos focos, estaban subiendo por la montaña creando una imagen espectacular.
El último día después de desayunar, recibimos nuestro último entrenamiento y nos despedimos del equipo técnico en el hall principal.

miércoles, 14 de marzo de 2018

"Entre mis sueños" de David Curro


Un día como otro cualquiera, de una mañana cualquiera, David se disponía a hacer la ruta desde el colegio a su casa como hacía habitualmente…
David era un chico de 12 años, era aventurero, divertido, rápido, gracioso, algo espabilado y por supuesto muy amable .
Ese día cuando iba a su casa, en el camino se encontró a una niña de más o menos 8 – 9 años  llorando en medio de la calle. David no podía seguir andando por su camino, no, se tenía que parar y preguntarla:
-¿Qué te pasa? -
-¡ Me he perdido y no encuentro a mis papas ! - dijo la niña llorando
- ¡Pues vamos a buscarles!  - dijo David
David y la joven María (que era la niña), fueron en busca de los padres de la niña. 
 Al cabo de una hora les encontraron al lado de una vieja y abandonada casa. La niña ilusionada fue corriendo a darles un abrazo a sus padres, David tendría que seguir por su camino pero, la familia de la niña le fueron engañando ,para finalmente secuestrarle…
  No sabía dónde estaba ya que le habían dado un fuerte golpe en la cabeza y posteriormente habían introducido su cuerpo en un saco
David intento hacer todo lo posible pero no pudo. En treinta minutos ya le habían llevado a la otra punta del pueblo ya que el pueblo era muy pequeño.
Una vez que llegaron a la casa de los secuestradores David, mantuvo la calma en todo momento.
Los secuestradores le habían llevado al desván, David justamente había encontrado  un trozo de madera con el que se podía soltar .En 6 minutos ya estaba desatado.
 David bajo silenciosamente las escaleras, fue hacia la cocina cogió una sartén,  fue al salón donde se encontraba los secuestradores .
- ¡Bum! Les dio David con la sartén  .
 Los secuestradores se desmayaron por el golpe .
David salió corriendo de la casa y fue a pedir un teléfono al  restaurante que había  frente  la casa.
 Cuando en ese instante, sonó  el despertador para irse al colegio , se despertó y comprobó que todo había sido un sueño de David.
Este sueño le sirvió para recapacitar y pensar siempre antes de actuar y no dejarse llevar por los impulsos.




"Aquella mujer" de Lucía Soler


Aquella mujer era de rostro sereno y a la vez dulce, su piel era pálida como la leche, su melena castaña ondeaba con la brisa, y en ella se camuflaban sus mechas rubias. Tenía labios carnosos de un color rosado y natural, sus mejillas sonrojadas, llenas de pequeñas y marrones pecas brotando de sus pómulos, y un cuerpo esbelto y bastante moldeado. Aquella joven mujer se encontraba a orillas del mar, con sus dedos rozando el agua transparente y fría, en la que se reflejaba el sol escondiéndose.
Recuerdo el primer día que la vi. Aquel ardiente atardecer, la playa vacía y ella a sus orillas. Iba caminando por la calle cuando me fijé en ella. Estuve observándola por unos minutos, pero no hizo ninguna señal que indicara que se marcharía pronto, así que comencé de nuevo a caminar. Al día siguiente volví a pasar por aquel lugar, y se repitió la misma escena del día anterior. Todos los días pasaba por allí, y todos los días veía a aquella mujer, quieta. No sabía que podría ser tan interesante e inédito como para pararse todos los días y pasarse tardes enteras observándolo. Al fin y al cabo era sólo agua y la línea del horizonte, no había nada más que observar allí. Además, yo soy una persona a la que no le gusta nada perder el tiempo, por lo que no llegaba a comprender que a una persona le gustara malgastar tardes enteras de esa manera.
Una tarde, con la intriga carcomiéndome por mi interior, decidí aventurarme. Me quité mis sandalias y comencé a caminar por la arena. No recordaba aquella extraña pero relajante sensación. Llegué a la orilla del mar y esperé a que el agua cristalina rozara mis pequeños pies. La arena, el agua, la brisa... Nunca había sentido aquella sensación de despreocupación total, aquella sensación de libertad., la sensación que nunca quería dejar de sentir. Pronto me di cuenta que no había nada interesante e inédito que observar, sino que había mil cosas que sentir. Ahora comprendía a aquella mujer. Entendí que lo bello no se encuentra en las cosas complejas ni inéditas, sino que se encuentra en las cosas más simples que puedas imaginar.

lunes, 12 de marzo de 2018

"Sinceramente, deja de quejarte" de Isabel Juan Gamboa

Somos unos desagradecidos, unos egoístas, no nos damos cuenta de todo lo que tenemos, todo lo que podemos aportar al mundo. Tenemos sanidad, educación, empleo, transporte, agua potable, tecnologías, libertad de expresión, alimentos, ropa, etc.
Nos quejamos de todo, de la pereza que nos da ir al colegio. Tenemos suerte de poder ir al colegio, miles de niños no tienen esta oportunidad, ya sea a causa de la economía, de las guerras o de la política. Los niños quieren ir al colegio, aprender cosas nuevas, ser  cultos, mientras que nosotros no paramos de quejarnos de todo lo que hay que estudiar.
Somos tan sumamente egoístas que no somos capaces de  apreciar el hecho de que podemos comprar alimentos, tenemos supermercados, podemos comprar de todo. Tiramos un gran porcentaje de comida en nuestras casas, en el comedor del colegio, etc. Hay personas en muchísimos países, como en África, que no tienen qué comer durante semanas, niños se mueren de hambre todos los días.
Formamos parte de un 5%, aproximadamente, de población mundial que tiene agua potable. En otros países tienen que recorrer muchísimos kilómetros andando, hasta un pozo, para poder coger agua razonablemente potable.
Tenemos que empezar a apreciar todo lo que tenemos, no tirar la comida, donar la ropa que ya no usamos, cerrar el grifo de agua si no la estamos usando, sonreír más.
Mucha gente se pregunta porqué Dios no hace nada frente a las injusticias del mundo, y hacerse esa pregunta es el principio de darse cuenta de que Dios ya ha hecho algo, te ha creado a ti y a mí.


miércoles, 7 de marzo de 2018

"Las nuevas tecnologías"



Hoy en día, estamos rodeados de tecnologías. Esto ya va cansando a la gente, ya que se refleja en el rendimiento académico, en la sociabilidad de la gente.
Aunque también las nuevas tecnologías tienen grandes virtudes, y es que gracias a ellos descubrimos importantes cosas. Gracias a ellos podemos descubrir nuevas curas, nuevos medicamentos.
Aunque para los adolescentes entre los doce y dieciséis años, la verdad es que no es bueno, pues nos apartan de nuestros seres queridos. Las notas académicas bajan y nos afectan bastante a la vista. Estamos siempre con el móvil. Estamos todo el día metidos en las redes sociales. Publicando todo lo que hacemos. ¿Eso a mí qué me aporta? La verdad, es que a nadie le importa lo que hagas. Debemos desconectar de las redes sociales, para principalmente estar con nuestros padres, para que sepan que estamos bien.
Deberíamos crear un aparato para que en un momento determinado se apagaron todos los datos telefónicos y todas las redes WIFI del mundo, simplemente porque necesitamos desconectar.

martes, 6 de marzo de 2018

"La decisión"


A los once años elegí lo que quería ser de mayor. Ya sé que era
una edad bastante joven. A los catorce años cambié de decisión. Lo
que me inspiraba era militar.
La gente se empezó a reír de mí, ya que decían que, no iba a pasar
todas las pruebas y que sería una pérdida de tiempo. La verdad es
que me da igual lo que piensen los demás.
Sé que es muy difícil. Son muchas horas de estudio. Ahora estoy en
tercero de secundaria, tengo que elegir una decisión bastante
importante, y es que no sé si escoger ciencias o humanidades. Es
una decisión muy importante para mi vida. Intento hablar con
personas adultas, para que me aconsejen, aunque sé que ellas no
van a elegir por mí. Es una elección muy importante. Estoy hecha
un lío.
Pongamos un ejemplo: si escojo humanidades, pues, a lo mejor, no
me gusta o me resulta un tanto complicado, o, al igual que si escojo
ciencias, y sé que es bastante complicado, más que humanidades.
Sé que voy a llegar muy alto, lo sé porque estoy bastante
convencida, ya sé que tengo quince años y que me queda una larga
vida por vivir, pero son aquellos propósitos de la vida que me hacen
luchar día a día. Quiero llegar a ser algo en la vida, y ese algo es
militar.