Apolo inunda mi estancia
Con paso firme mas temeroso,
Alcanzando con dificultad cada rincón
En el que guardo mi reposo.
Que no me importan los días
pues no disfruto del momento,
ya que se obvia el tiempo
Cuando de todo se desconfía.
Y ante la ignorancia recurro
A esta fiel y piadosa cortina
Que me sirve de buen refugio
Ante nuestra tan amarga vida.
Que ya no sufro como antes
Que ya no necesito consuelo,
Pues secos de penas están los mares
Que fueron recogidos por este pañuelo.
Ciegamente me entrego a mi velo
Que de buena fe en aquel confío,
Pues me guarda de crueles lamentos
Y de aún peores recuerdos sombríos.
Calma, tranquilidad, armonía y sosiego
Todo ello es lo que yo busco,
Pues del resto siempre encuentro
En este irónico mundo injusto.
A ti agradezco tela protectora
Que me cuides de desventuras,
Por ser éstas provocadoras
De las más temidas locuras.
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