miércoles, 10 de abril de 2019

"Solos" de Jaime Gala


Marruecos. Todo empezó allí, en la región de Nador. Las mafias, el hambre y el peligro constante  eran simplemente devastadores , no había nada que se pudiera hacer salvo huir, pero ¿jugártela por irte a otro país en el que te rechazaran? Ni de broma pensábamos mi familia y yo, hasta que la mafia nos encontró.
Era un día más o menos tranquilo, mis padres y mi prima Amira y yo, estábamos en casa relajadamente. Ese día habíamos conseguido algo de comida para cenar, cuando oímos gritos en la casa de los vecinos pidiendo ayuda. Inmediatamente mis padres nos llevaron al jardín y nos dijeron que huyéramos, pero esperamos escondidos. Se hizo de noche y seguían sin venir .Y entonces les vi, estaban esposados por unos hombres enmascarados con armas de fuego que les apuntaban a ellos y a mis vecinos. Solo que faltaba la señora Janaan.
 Los mafiosos registraron nuestra casa buscando algo, a nosotros seguramente, sin éxito, por suerte. Entablaron una rápida conversación en otro idioma y empezaron a quemar mi casa y la de mis vecinos. Cuando se estaban marchando, mi padre miro hacia atrás, seguramente mirando nuestra casa por última vez, ese lugar al que hasta hace poco llamaba hogar  ,y nos vio a nosotros. Me miro directamente a los ojos y me dijo con los labios ``Huye´´.
Se lo llevaron, a él y a mi madre. Antes de que   pudiera reaccionar la señora Janaan aparecio detrás nuestra y nos dijo: es hora de decir adiós  a Nador , a este inhóspito lugar; nos vamos a la frontera con España ahora mismo. Yo no me quería ir, mis padres estaban ahí, en algún lugar, pero me cogieron y me montaron en el coche de el señor Kahily la señora Janaan se puso a conducir cosa que me sorprendió, dado que las mujeres no pueden conducir según mi religión, pero no le di demasiadas vueltas, tenía que preocuparme de otras cosas en ese momento como donde estaban mis padres, el agua, la comida , si podríamos pasar al otro lado o no.
A las dos horas de trayecto llegamos a un pueblo fronterizo de la ciudad de Melilla y empecé a ponerme nervioso, pues ninguno teníamos documentación para poder pasar, pero entonces conocimos a Namir, un chaval de unos 16 años , dos mas que yo , que buscaba trabajo en otro sitio y escapar de la crueldad. Le contamos nuestra historia y decidió ayudarnos a cruzar la vaya al otro lado en el próximo salto de esa noche. No fue fácil y no recuerdo mucho pero si que subimos la valla en la que había muchos pinchos y cuchillas  muy afilados. Pudimos bajar al otro lado pero la policía fronteriza nos pillo .Y  ahora estoy aquí , en un barco de traslado a la península Ibérica para decidir que hacen con nosotros. Tenemos un futuro incierto, no estamos todos juntos , hemos sufrido mucho, pero no nos rendiremos hasta conseguirlo.

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