viernes, 29 de mayo de 2015

"Sin respuestas" de Sofía Hernando


1 de abril de 2011, eso marca mi reloj pero… ¿Qué me está pasando? ¿Dónde estoy?
No puedo recordar nada, todo es nuevo para mí y no sé por qué. Tengo la mente en blanco y no sé qué hacer ni qué ha pasado.  Me levanto de la cama, preguntándome qué hacía en ese lugar y cómo podría salir de allí. Al fin, encuentro la salida y, en la calle, veo que toda la gente está igual, me preguntan quiénes son, qué hacen aquí y por qué no recuerdan nada de su vida.
Es como si hubiésemos nacido otra vez.
Volví a entrar en la casa para ver si encontraba alguna pista sobre mí mismo. En un cajón, dentro de un calcetín rojo, encontré una carta con la que, al menos, supe cómo me llamaba: Guillermo. Supuestamente ese era yo. La carta me la mandaba María, parecía que era mi novia pero no estaba muy seguro. Pensé que lo mejor sería irme de aquel lugar ya que la mayoría de las personas no supieron seguir sin sus propios recuerdos. Cogí algunas provisiones para el viaje y, antes de irme, me pasé una hora buscando el calcetín rojo otra vez para ver si dentro había algo más sobre mí o alguna pista pero, por desgracia, no encontré nada más.
Conseguí salir de la ciudad, sin rumbo, cada vez había menos personas en la calle, era muy difícil seguir viviendo de ese modo, sin nada más por lo que luchar que no fuese encontrar alguna respuesta.
Sigo andando y a lo lejos veo un brillante baúl sin nada alrededor; me acerco con miedo, pensando qué podría haber dentro, lo abro con cuidado y ahí dentro estaban todos los recuerdos de todo el mundo, escritos sobre un papel infinito como si de la carta a los reyes magos de un niño de 5 años se tratase.

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