lunes, 4 de junio de 2018

"La peor experiencia de mi vida" de Fernando Teba



Normalmente salgo del colegio a la tres de la tarde y vuelvo a casa dando un paseo. Tardo cinco minutos y espero a mi madre haciendo la tarea. Pero ese día algo llegó antes que mi madre. Empecé a oír mucho ruido y de repente, una gran explosión y el grito desgarrador de una mujer me helaron la sangre. Me quedé unos segundos inmóvil pensando que podría haber pasado. Me dirigí a la ventana y apartando con mi mano temblorosa la cortina y asomando solo media cara, observé como la casa de enfrente se elevaba como si de magia se tratara. Noté un escalofrío recorriéndome la espalda y una sensación de impotencia, pero sobre todo preocupación por no saber donde estaba mi madre. Sin tiempo de reaccionar, los cristales de la ventana estallaron y una gran corriente de aire me lanzó contra la pared opuesta de mi habitación. Me quede unos instantes aturdido, casi sin conocimiento. Entonces oí que alguien gritaba mi nombre, miré en varias direcciones. Entonces vi a Tom, mi vecino, quien se percató de que estaba demasiado asustado para siquiera darme cuenta de que un trozo de cristal de la ventana atravesaba mi pierna.
Me llevó a su casa donde tenía un cuarto, que yo no conocía, en el había una escalera que parecía infinita. Bajamos por ella y descubrí un pequeño bunker que habian construido. ¡Allí estabamos seguros!
Pasado el peligro comencé a notar un intenso dolor en la pierna. Tom me extrajo con cuidado  el trozo de cristal que tenía clavado y me vendó la pierna con fuerza. El dolor no disminuyó pero dejó de sangrar. Le pregunté qué es lo que había pasado, por qué salió la casa volando, y él me explicó que era un tornado y que pasaría pronto, y así fué.
Pasados unos 30 minutos, que fueron los mas largos de mi vida, el ruido comenzó a disminuir y nos decidimos a salir del bunker. Todo estaba destrozado. Vimos casas destruidas, la mayoría de los tejados estaban rotos y habia varios coches amontonados al final de la calle.
Lo primero que hice fue llamar a mi madre. Por suerte, el teléfono funcionaba y enseguida lo cogió. Estaba muy preocupada por mi, al igual que yo por ella. Me contó que el tornado le había cogido en el supermercado y que bajaron rapidamente al parking que estaba en el sotano donde estuvieron seguros hasta que todo pasó.

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