Ahí estaba
yo, tragándome la rabia. La perfecta Agatha sí que llegaría a presidenta del
gobierno, tiene contactos, su padre, el hombre más poderoso del recinto. Pues
nada que se presentó diciendo : ¨Buenos días Asunción, vengo aquí a que me de
una oportunidad, mi sueño siempre ha sido cantar.¨ Como dirían los hebreos, ¨bullshit¨,
si, eran pamplinadas. (Son hebreos, no ingleses, hazme caso.) Pero además de
las gordas, lo que tenía era envidia, de MI persona. A ver, es normal, con lo
inteligente, bella y buena persona que yo, pues tiene sentido.
Lo que
no sabía yo era que no me iba a reír más en toda mi vida. Empezamos cantando la
de: ¨Viviiir así es morir de amor, que por amor tengo el alma heriiiida,
ninonino, MELANCOLIAAAAAAAAA.¨Pues esa, y mira, no es que pareciese que no había
calentado la voz, sino, que una vaca dando a luz sonaba incluso mejor. Pero eso
no fue lo mejor, sino que, después de ese espectáculo, se le acercó Asunción, y
le dijo:¨Tienes que calentar a voz, tu postura es buena, pero tenemos trabajo
que hacer.¨ Vamos, que era una forma sutil de decir: ¨Hija cantas peor que mi
hija en la ducha, pero no quiero que te ofendas porque eres la hija del
director y aprecio mi trabajo, pero ahí a la derecha tienes la puerta. ¨ Solté una
risita por lo bajito y me miró Agatha, yo hice un movimiento con el pelo cual
retrasada, pero, como dijo Shakira en una canción: ¨Lo hecho esta hecho y lo
que se va con la misma...¨Ya paro.
Después
de la práctica había algo que amo con locura, las MATES, estábamos aprendiendo
las raíces cuadradas, y, qué novedad, no entendía absolutamente nada, cuando
digo nada, digo NADA. Ahí estaba yo, sentada en mi pupitre mientras Doña
Angustias se angustiaba porque no nos callábamos (si te digo la verdad, la
madre de doña Angustias, odiaba ya a su hija antes de nacer, anda que poner a
una niñita Angustias, tiene tela). Pero para rematar la faena, Saturnino (otro
al que sus padres no querían) se sacó EL moco más grande y asqueroso que he
visto e mi vida y lo pegó en los apuntes de Evaristo, pobre chaval.
En el
recreo Claudio y Claudia estaban enfadados por mi comportamiento del otro día,
y yo les dije que estaba enfadada con el mundo porque se habían acabado los
chocolates en casa y que estaba castigada un mes sin tele (la segunda parte era
cierta, la primera, en un futuro lo sería), ellos me perdonaron, obviamente, e
intercambiamos cromos. (Sí, ya sé que soy un poco mayor para los cromos, pero
qué más me dará.)
Al
volver a casa, me encontré con una nota de mi madre pegada a la nevera, te la
pego aquí:
Georgia
cariño soy mamá, quiero que cuides de Anastasio durante media hora, mamá va a
ir ha hacer la compra, si sigue todo tal y como lo dejé, te daré una chuchería.
Te
quiere,
Mami
Mi madre
estaba intentando sobornarme, seguro que se iría a hacer la manicura y luego
pasará por el supermercado y comprará un par de botellas de leche.
De
repente saliendo por un lado de la puerta estaba gateando un ser demasiado
malvado, mi hermano pequeño.