Todos en algún momento hemos añorado a alguien, hemos querido
verlo y hemos echado en falta su presencia, eso quiere decir, que hemos echado
de menos a alguien.
Echar de menos es fácil, ocurre cada día, cuando menos te lo
esperas. Pero no todas las formas de echar de menos son iguales, unas se
expresan con dolor, otras con odio y otras ni se expresan.
Puede ocurrir cuando pierdes a alguien para siempre, tienes
una sensación de vacío, de saber que nuca volverá.
Puede ocurrir cuando alguien que siempre ha estado a tu lado,
apoyándote en todo momento desaparece. O simplemente cuando te distancias de
alguien cercano a ti.
Pero todo lleva a una conclusión, echar de menos duele, es un
sentimiento de vacío, que algún día se puede llenar, o tal vez que no se llene
nunca.
Pero lo que hay que tener
claro es que echar de menos es bueno. Y os preguntaréis porque, pues
simplemente porque gracias a ese sentimiento, gracias al `echar de menos´
tenemos recuerdos fantásticos. Gracias a esa sensación podemos revivir los
momentos una y otra vez, y volver a ser felices aunque sea por un instante.
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