El crujido de algo me desveló. Poco a poco me iba despertando; me regocijé varios minutos debido a lo a gusto que me encontraba. Un rayo de luz penetró por mis ojos, quedé absorta durante varios minutos. Instantáneamente abrí los ojos y quedé inmovilizada, sin palabra alguna. No sabía cómo ni porqué, pero una llanura helada se extendía bajo mis pies.
Miles de preguntas rondaron por mi cabeza, estaba agobiada, preocupada y lo que más insegura me tenía. Me encontraba en un paraje desconocido. Lo último que recordaba era estar en casa tranquila, recogiendo mis cosas. No era capaz de recordar más allá de aquello, pero de momento no sería de gran importancia recordarlo; ahora lo imprescindible sería cubrir las necesidades básicas. Giré la cabeza y al lado del suelo se encontraba una mochila a cuadros; la cogí rápidamente y comencé a andar sin rumbo alguno. A medida que comencé a andar el hielo empezó a crujir y mis extremidades a helarse, y no era nada de lo que me alegrase la verdad; al contrario, sabía lo que podía pasar a causa del frío, hipotermia, neumonía, congelación y fallo de los músculos, no eran cosas agradables y menos cosas que puedan ser tratadas en mitad del hielo. A medida que pasaba el tiempo me estaba dando cuenta de que mis últimas horas serían en aquella triste y fría llanura. Paré de andar debido al cansancio acumulado durante las últimas horas , y vi adecuado parar para ver qué se escondía en aquella mochila. Cuando la abrí vi una caja de cerillas y una vieja manta, cerré la mochila de nuevo dado que no sabría cuando realmente me harían falta. Me giré debido a un fuerte ruido y ahi lo ví 7m de altura , una abalancha, no me dió tiempo a reaccionar y quedé hundida bajo la fría y densa nieve. Mis musculos empezaron a paralizarse , desde mi nariz hasta cada uno de mis dedos de los pies o lo que quedaban de ellos. Supongo que eso es lo que se siente cuando uno va a morir, un frío infrahumano, y en ese momento ves la vida pasar desde que tomaste tu primer biberón ,la primera carcajada, pasando por la comunión y tu primer amor. En ese momento sabes que todo ha acabado, sueltas tu mochila a cuadros y miras toda aquella montaña de nieve. Miras a la vida por última vez y te das cuenta de que en ese mismo instante pasas a formar parte de aquella dura, fría y ausente llanura helada.