Hoy era el típico día en que te preguntas lo que querías ser de mayor de pequeña.
Yo no quería ser astronauta, princesa, bombero, basurero, pirata... Como otros niños querían.
Yo quería ser sirena. Y por mis santas narices que iba a ser sirena.
Quería ser sirena porque mi princesa favorita era Ariel por aquel entonces, y, claro, yo no podía ser menos que ella.
La primera página de mi diario dice que iba a ser sirena de mayor. Yo, cuando leí esto, me estaba muriendo de la risa, y decidí buscar en Internet si existía la profesión de sirena, y mira tú por dónde, existe. Mi yo del pasado se adelantaba a los tiempos, si es que ya sabía yo que iba a poder ser sirena.