Sólo tenía siete años cuando mi madre me compró mi primer libro ya que acababa de aprender a leer.
Un día, me llamó un amigo y me dijo que si salía a jugar con él me acababa de empezar el libro y no me apetecía, estaba tan interesante… Él se enfadó conmigo porque según él, leer era un aburrimiento.
Al acabarme aquel libro de aventuras, empecé a aficionarme a la lectura y ya tenía mi propia estantería de libros. Jorge siguió enfadado conmigo hasta que le pregunté si alguna vez había leído uno y me dijo que no. Así que decidí prestarle el primer libro que me leí yo y le encantó. -¿Ves?-Le dije. -¿Es tan aburrido leer?-. Jorge se enrojeció y desde ese momento sólo quedábamos para leer libros juntos.
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