Era un 24 de diciembre, era por la noche y hacía mucho frío. Todas las navidades nos reunimos en una casa con todos nuestros familiares para celebrar la Noche Buena.
Este año tocaba en casa de mi abuela. Yo no tengo primos ni hermanos y me aburro mucho en las cenas familiares, pero siempre intento pasar el tiempo rebuscando cosas antiguas en el sótano. Eran las 00:20 y subí a la buhardilla de mi abuela tras una cena muy aburrida. Estuve varios minutos revolviendo entre cajas y en una de ellas encontré una carta; parecía muy antigua y decía:
Querida María,
Muchas gracias por todo lo que has hecho por nosotros. Te estamos esperando...
No me lo podía creer era tan antigua que le faltaba más de la mitad de la carta. Baje al comedor con mi familia con la intriga de que había pasado con el otro trozo de carta.
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