-¡Es el gato que vi en la casa!- grité efusivamente.
-¡Juan, Alberto, callaos ya!- gritó la profesora.
-Después de clase quedamos para ir a investigarla- susurré a Juan.
Salimos del colegio y nos dirigimos hacia esa misteriosa casa. Llegamos allí y entramos atemorizados. Hacía corriente y la puerta se cerró de golpe. Yo, di un chillido que retumbó toda la casa.
Tuvimos unos segundos de soledad, hasta que escuchamos cuatro patas bajando lentamente las viejas escaleras de madera.
-¡Juan, Alberto, callaos ya!- gritó la profesora.
-Después de clase quedamos para ir a investigarla- susurré a Juan.
Salimos del colegio y nos dirigimos hacia esa misteriosa casa. Llegamos allí y entramos atemorizados. Hacía corriente y la puerta se cerró de golpe. Yo, di un chillido que retumbó toda la casa.
Tuvimos unos segundos de soledad, hasta que escuchamos cuatro patas bajando lentamente las viejas escaleras de madera.
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