El mensaje era claro, conciso, breve y letal. No insistas - decía -. Pero yo sorprendido tras la muerte de la máxima figura del toreo y mi amigo, Manolete.Me enteré del letal suceso por mi apoderado y abuelo, el gran Alfonso Mansilla.La muerte de este torero me conmovió mucho, por la amistad que nos unía ypor su maestría en el arte del toreo, siempre ponía en pie a la plaza entera.Antes de enterarme de su muerte estaba en la feria de San Isidro, en la que compartía cartel con el “Juli” y yo, “Joselito Mansilla”. Esa tarde triunfe y salí por la puerta grande, al cortar dos orejas al toro “Limonero” de la ganadería de Manuel García. Pase de la alegría a la pena, tras enterarme de la fatal noticia. Él fue mi modelo a seguir como torero y desde el cielo me seguirá guiando.
¡OLE Y OLE MAESTRO!
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