Querida yo del pasado:
No sé cuándo leerás esto, dónde lo leerás ni con quién. Ni siquiera sé si eres todavía una niña o te has adentrado ya en la plena adolescencia, pero que sepas que de todo se sale, y todo aquello que crees que te está destrozando se acaba, y te hace más fuerte.
Nunca dejes que nadie te quite la sonrisa que tienes (que te la reservas para las personas que lo merecen). Nunca te des por vencida porque alguien ha intentado hundirte, porque siempre va a haber personas así. No te juntes con personas que no valen la pena y que te hacen sentir inferior. Aprende a quererte, porque si no lo haces tú, nadie lo podrá hacer por ti. Confía más en ti misma, porque sabes que vales y que puedes conseguir cuanto te propongas. Aprovecha los momentos en familia y las excursiones con amigas, porque es de las cosas que nunca se olvidan. No te quedes callada si algo no te parece bien. Quéjate y exprésalo. Define tu personalidad y no hagas o dejes de hacer cosas por miedo o por moda: hazlas sólo si te hacen feliz y si te llenan. No te dejes influenciar por gente pasajera, que se mueve por interés. Tampoco dejes que te dirijan ni manden sobre ti: imponte. A pesar de que haya personas que no te hayan tratado como te lo mereces, aprende de ello para la próxima vez, pero nunca hagas tú lo mismo. Valora a la gente que te apoya y que está dispuesta a ayudarte siempre, porque no encontrarás muchas así. Haz caso a mamá y a papá, todo lo que ellos te dicen es por tu bien, y aunque a veces te enfades con ellos, en el fondo sabes que les quieres, y mucho. Aprovecha el tiempo con tus hermanos, padres, abuelos, tíos, etc, y diviértete. No le des tantas vuelta a cosas que te preocupan, y deja que pase un tiempo hasta que encuentres una respuesta. Nunca dejes de luchar por lo que quieres, y trata siempre de aprender. Cada persona es un mundo y tú tienes que empezar a crear el tuyo. Querida yo del pasado, esta carta es para ti.
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