¿Cómo
describiría yo a mi hermano pequeño Anastasio? Pues, yo creo que como… El
diablo mismo, sí. Si el diablo se reencarnase sería mi hermano. Crea la ilusión
de ser una criatura mona, achuchable y que te la comerías en un segundo.
(Metafóricamente hablando. Di no al canibalismo). Pero no, hace caca
constantemente abrasándote todo el sistema olfativo hasta que llega un héroe
que abre la ventana, o mejor, la puerta. Llora por las noches, despertando a
todo el mundo, yo creo que es porque se da cuenta de que hace la vida imposible
al resto y se siente mala persona y empieza a llorar, puede ser… Además, sólo
tiene dos dientes, los dos incisivos de abajo. En todos los cuentos, las
brujas, los magos, los ogros o los ladrones no tienen una dentadura perfecta,
por lo que ya sabemos, gracias a mi investigación en cuentos infantiles, que mi
hermano es el malo de la película de mi vida porque no tiene dientes. Por
último, ¡va a levar a mi familia a la ruina! Que si pañales, que si juguetes
para que no se aburra, mil chupetes (que los pierde todos el niño), ropa cada
mes (aparentemente crece mucho, yo creo que se alimenta de mis penas y por eso
crece tanto y tan rápido) y mil y un cachivaches innecesarios para “el angelote
de la casa”.
Yo te he
contado todo este rollo, querido diario, porque hoy ha sido una tarde muyyy
larga. Te cuento. Justo al terminar de leer la nota que me puso mi padre
apareció Él, lo llamaré Hades, que es el dios del inframundo en la mitología
griega, y como he aprendido eso hoy en clase voy a llamarlo así. (Ay… Si se me
quedasen en la cabeza las matemáticas como se me queda la historia…) Pues eso,
aparece gateando por la esquina de la puerta, se sienta y le veo haciendo
fuerza, está cagando. (Esta era la primera prueba para superar al BOSS del
juego de mi cabeza que iba a ser esta tarde.) De repente, me mira
maliciosamente y empieza a llorar, en este momento es cuando su ataque venenoso
me llega a la nariz, tengo poco tiempo… En el momento abro la puerta de la casa
y lo dejo en el felpudo, cierro la puerta y salgo escopetada al cuarto de mi
hermano a coger pañales limpios, tengo poco tiempo antes de que lance su
conjuro “desaparecer en los bosques”. Una vez en el cuarto de Hades, cojo un
pañal limpio, toallitas y crema hidratante para sus posaderas. Bajo corriendo
las escaleras, arriesgando la buena salud de mis tobillos, y abro la puerta de
casa. Pero desgraciadamente ya había lanzado dos conjuros “desaparecer en los
bosques” y “eliminación rastro por olor”. Bueno, pues ahora nos toca
embarcarnos en la “quest” (los hebreos tienen palabras para todo) de encontrar
a Hades, iba a ser difícil, ya que se trata de una deidad con muchos recursos,
pero no podía haber ido muy lejos…
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