Con la antorcha en la mano alumbraron el
lugar donde se originaban los ruidos y cuál no fue su sorpresa al ver pasar una
forma humana a la que siguieron con rapidez y a la que alcanzaron cuando ya, por
agotamiento, cayó al suelo. Entonces reconocieron a una persona vestida de
explorador, que llevaba grabado en su camisa el mismo escudo de la mochila que
habían encontrado. Lo reanimaron y
volvieron con él al campamento para darle bebida y comida y, como estaban
agotados, decidieron ir a dormir y averiguar su historia al día siguiente.
Al
amanecer de un día soleado, despertaron con la inmensa curiosidad de conocer a
este hombre, este se despertó sorprendido por aquellos desconocidos que lo
rodeaban. Tras un desayuno rápido, empezó a contarles su historia. Hacía varios
días que exploraba el bosque para hacer un mapa, cuando al anochecer y, tras
hacer una hoguera, fue atacado por una misteriosa bestia de aspecto enorme y
peludo. Les contó que cuando estaba a punto de ser devorado, algo llamó la
atención de la bestia y pudo huir milagrosamente, aunque casi lo alcanza aquel
ser terrible al cogerle la mochila, que salió despedida y se quedó enganchada
de unas ramas.
Los
jóvenes, a su vez, le contaron el hallazgo de la mochila y el libro que los
tenía envueltos en ansias de aventura. El explorador los avisó del peligro que
correrían si se adentraban en las rutas que el libro marcaba de camino a una
cueva, la que él deseaba investigar y lo
había llevado hasta allí. Todos decidieron con mucho valor, ayudarlo e ir a ese
lugar misterioso para terminar con la leyenda de la bestia.
Cogieron
víveres y el libro, y se adentraron con incertidumbre y valentía en el bosque
todos juntos. Allí encontraron a los pocos kilómetros un rastro de sangre
animal y más adelante un ciervo a medio devorar, pero al acercarse se abalanzó
sobre Kaneki la bestia, que desapareció con él emitiendo un gruñido atroz que
retumbó en el bosque. Todos corrieron tras ellos…(continuará).
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