Érase una vez la increíble historia de un niño que se le daba todo mal, sin sus calcetines de la suerte. La historia cuenta así:
Era un temido día de invierno y Pablo estaba a punto de jugar un importante partido de fútbol contra el equipo de su hermano Antonio.
Cuando empezó el partido Pablo se dio cuenta de que algo malo estaba ocurriendo porque se le daba todo mal: pases, controles, tiros... y de repente se fijó en que no llevaba sus calcetines de la suerte. Se entristeció y no quiso terminar el partido. Se fue a casa triste buscando aquellos calcetines por todo su cuarto, estuvo buscando media hora haciendo montañas de ropa pero no hubo ningún resultado.
Durante toda la semana estuvo impaciente por encontrar aquellos calcetines, pero paso como cuando los buscó por primera vez, es decir, que no los encontró. Pero su madre siempre le decía: “¿has mirado en toda la casa?” Pablo siempre le respondía que si a su madre, pensaba que se refería a buscar en su propio cuarto.
Días después su madre pasó la aspiradora por el salón y vio aquel par de calcetines de la suerte. Se decepcionó porque le dijo Pablo que había mirado por toda la casa. Pero… a pesar de eso quiso darle una sorpresa, que consistía en: como Pablo se lleva los calcetines del fútbol en la mochila para ponérselos en el partido, la madre quiso meterle los calcetines en la mochila, y eso hizo.
Cuando Pablo se fue a poner los calcetines se llevó una gran sorpresa al ver sus calcetines de la suerte. En el partido metió tres goles y se los dedicó, los tres, a su madre porque supo que se los había metido ella.
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