Olivia es una reportera televisiva en la cadena CNN. Ha sido enviada a El Salvador para informar acerca de la guerrilla entre las pandillas, cuya violencia está dirigida a los policías, jueces y fiscales.
Olivia se siente segura porque tiene a unos escoltas que la protegen de los pandilleros, pero no puede evitar preguntarse a sí misma la razón por la que ella tiene escoltas pero los niños que se levantan todas las mañanas en El Salvador no los tienen para poder ir a la escuela. Allí los niños son cogidos como niños soldado en su camino a la escuela.
¿Por qué estas voces inocentes, no eran escuchadas?
En los últimos años, el número de muertes civiles en conflictos armados ha aumentado de forma espectacular. Más de la mitad de las víctimas son niños y niñas que han tenido que abandonar sus hogares por causa de conflictos armados y violaciones de los derechos humanos, y viven como refugiados en países vecinos o han sido desplazados internamente dentro de las fronteras de su propio país.
La tasa de muertos en agosto subió a 81 personas, o así informaba Olivia a finales de mes. Dentro de esas 81 personas se encuentran mujeres, niños, hombres de familia… Voces olvidadas.
Olivia todos los días hacía video-llamadas a su familia, y en una de estas, su sobrina de 13 años le dijo que el novio había roto con ella y que su vida era una miseria. Olivia no pudo evitar reír y decir: “¿Acaso tú pasas hambre, no tienes escuela, te has quedado huérfana, rezas por tu vida y la de los que más quieres? No salían palabras de la boca de la sobrina. Olivia tras unos segundos dijo: “Como pensaba tu vida no es triste, ve, disfrútala, tienes unos amigos y familia que te quieren, vas de compras de vez en cuando, te enseñan matemáticas, historia y lengua; tienes una escuela donde se preocupan por ti. ¿Deseas algo más? Si lo haces borra esa idea de tu cabeza y sé más humilde, ten empatía por aquellos que lo perdieron todo, pero los que darían todo por conseguir lo que tú tienes.
Olivia no se dio cuenta pero mientras estaba diciendo todo esto, lágrimas empezaron a caer de sus ojos.
- ¿Por qué la sociedad es egoísta? ¿Por qué se mira con desprecio a los niños soldado cuando no sabemos su historia ni la de su familia? ¿Por qué hacemos que nos olvidamos de la presencia de las personas que los están pasando mal, las que tienen dificultades para todo? – dijo mientras se secaba las lágrimas de sus ojos llenos de ira. – Explícamelo, por favor, no lo entiendo.
La sobrina había empezado a llorar también.
- Lo siento…- Dijo con apenas voz. – La verdad es que cuando pongo las noticias y veo lo que está pasando en El Salvador sólo me preocupo por ti, no por las familias inocentes. Sé que es algo desagradable y devastador pero no me gusta ver el sufrimiento de otros. En clase nos explican los derechos humanos, pero para la mayoría de gente solo es teoría que hay que copiar, nunca nos molestamos en pensar en el otro.
- Nosotros vivimos con todo tipo de lujos que a simple vista para nosotros son cosas básicas en la sociedad. Como: agua, medicina, educación, seguridad… Ellos no tienen nada comparado con nosotros. Muchas veces digo a mis escoltas que vallan a patrullar que yo me puedo quedar sola diez minutos; en esos diez minutos puede ser asesinado alguien. – Seguía diciendo.- Pero dejémonos de penurias.
Olivia no pudo seguir hablando porque la conexión se cortó.
Un día al salir de casa para hacer su trabajo se encontró con una serie de niños que iban de camino a la escuela y que no pudieron evitar pararse para que les contara algo Olivia de Europa, América, el mundo en general.
Olivia contó una historia acerca de un marinero que buscaba una isla para encontrar la paz consigo mismo. La cara de atención de los niños y la sonrisa en sus caras hizo que la mañana de Olivia mejorase.
Ya despedida de los niños se dirigía de vuelta a casa y por el camino fue hablando con uno de sus guardaespaldas, Jacobo.
- No entiendo cómo siguen sonriendo, tantas penurias y sin embargo la sonrisa no se les borra de la cara. – Dijo Olivia un poco confusa.
- Por mucho que sufran esos niños siempre van a mantener la sonrisa. Nadie se las borrará. Es cierto que han pasado por mucho pero agradecen lo poco que tienen, la compañía de las nuevas personas que están para hacerles compañía y sobretodo no van a dejar que unos pandilleros les quiten la sonrisa; eso significaría que habrían perdido. La sonrisa significa esperanza y nadie les quitará lo único que tienen para seguir viviendo. Para ti ellos viven en la penuria pero ellos no son débiles, ellos afrontan lo que les pone el destino y estos niños no se ven en países europeos, nosotros somos fuertes y optimistas, no somos consentidos o egoístas.
Las palabras de Jacobo esbozaron una sonrisa en los labios de Olivia.
No hace falta tener mucho para ser feliz y seguir adelante.
A Olivia a la mañana siguiente le tocaba dar el informativo para la CNN. Se pasó la noche entera pensando que decir y cuando pensó en lo que le dijo el guardaespaldas lo tuvo claro.
Ya era por la mañana y Olivia empezó diciendo así:
-El Salvador recibió el 2016 con dos masacres y docenas de muertos, esta es la situación actual de la pequeña república de El Salvador. Los niños son tomados como niños soldado y las niñas de las pandillas se aferran a la educación para tratar salvarse de sus propias miserias. Pero señoras y señores nadie les puede quitar la sonrisa a los niños porque, las guerrillas les han quitado todo, sí pero ellos quieren su tierra y ellos aprenderán de los errores del pasado para componer una sociedad mejor. La esperanza es lo último que se pierde. Agradeced lo tenéis y no dejéis que nada corrompa vuestra sonrisa porque ellos no la han perdido y por mero respeto a El Salvador ser fuertes y proporcionar algo al mundo que queréis. Lo mejoraremos juntos.
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