Muerte, ¿extraño, no? Cómo una
persona puede pasar de estar a no estar aquí en cuestión de una milésima de
segundo, una milésima de segundo en la que tu vida cambia brutalmente para
siempre. Tengo experiencia en eso y solo os voy a decir que nadie valora lo que
tiene hasta que lo pierde. Si creéis que después de una de estas experiencias
vais a reaccionar, estáis muy equivocados, porque os volverá a pasar una y otra
vez, pero seguirás sin escarmentar. No es una broma, pues valoramos más lo
material que lo que es realmente importante. La Navidad es un buen ejemplo; los
niños solo quieren que lleguen las navidades por los regalos de Papá Noel y de
los Reyes Magos, en vez del nacimiento de Jesús. Es una época familiar, donde
disfrutar con tu familia y amigos en vez de todos los juguetes, tarde o
temprano nos arrepentiremos. Cuando los familiares que siempre han estado a
nuestro lado se vayan, nos daremos cuenta de
todo el tiempo que hemos perdido por estar delante de una pantalla,
tiempo que, si lo sumamos, seguramente saldrían meses o incluso años por los
que después serías capaz de vender tu alma al diablo por estar aunque fuera un
minuto más con ellos. Es un aviso, pero nunca olvides que el que avisa no es
traidor.
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