Te
creí como una idiota. Me dijiste que ibas cambiar, y sinceramente no pienso que
lo hagas.
Me
has vuelto a mentir. Creo que se te volvieron a olvidar todas las promesas que
me dijiste. Pero en especial una. La de no
mentirme
¿Sabes
qué? Te quise como a nadie y por eso soy idiota. Pensé que te podrías dar
cuenta de a quién perdías. Pero en cambio no lo hiciste.
Conociste
una parte de mí, que ni si quiera yo conozco.
Si
te soy realmente sincera fuiste demasiado importante para mí.
Te
he ayudado y apoyado en absolutamente todo. Pero cuando menos me lo espero, me
das una palmadita en la espalda y te vas
corriendo.
¿Y
realmente es así cómo me lo agradeces?
Creo
que te conozco lo suficiente como para saber que no cambiarás. Espero que algún
día te des un tortazo tan grande para que te des cuenta de cuanta gente se ha
ido de tu vida.
Pero
si te soy sincera, yo no me quise marchar y por eso volví una segunda vez a tu
vida. Porque nunca me quise ir. Pero has sido tú el que me ha echado de tu
vida.
Es
mejor que no me acerque más, ya que si no me romperás en mil pedazos, si no
estoy rota todavía.
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